-¿Y la lluvia, mamá?
- En cualquier momento para, hija.
La niña miró el agua a su alrededor, formando charcos en el suelo y mojándole los pies descalzos. Más allá, un chico de su edad caminaba a la par de su madre, protegido con un paraguas.
- ¿Podemos ir a la plaza?
- Todavía no cariño, tené paciencia.
Del otro lado de la calle, a través de la ventana del bar, dos nenas hacían morisquetas mientras las tazas con leche chocolatada descansaban olvidadas sobre la mesa, muy cerca de las de café con leche de sus padres.
- Tengo hambre mamá.
- Aún no, cielo, mamá todavía no trabajó lo suficiente.
Los automóviles pasaban veloces por la calle, arrojando el agua hacia la vereda. Las gotas llegaban hasta sus ropas empapadas, pero no le daba importancia. Aquella era su vida, sus días, junto al puesto de chipá de mamá.
- ¡Está parando de llover mamá!
- Siempre para, hija. Agarrá un chipá. Después si Dios quiere, te preparo una comida.
Para amantes y ladrones
-
*Clave de lectura:* La escritura como cristal, transparente y oscuro, de
la vida.
*Valoración:* Me gusta mucho ✮✮✮✮✩
*Música recomendada:** La Creación (Vo...
Hace 54 minutos.
3 comentarios:
Tiene mucho de real esta historia. Los que pasamos cerca de ellos, nunca descubrimos el hambre de todo tipo que tienen. Muy bueno Neto.
mariarosa
muy bueno!
Una postal- con moraleja-
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