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11 de agosto de 2013

Modelos

Enrique se levantó esa mañana con la necesidad de cambiar el teléfono móvil. El que tenía contaba con pantalla táctil, wi-fi, acceso a satélites climáticos e incluso, televisión digital. Pero esa noche no había podido dormir. ¿Y si lo asaltaban en su  casa en medio de la noche? Si tuviese el nuevo modelo UJ871, con alarma de seguridad conectada a la policía, se sentiría a salvo.
Pasó por dos comercios, pero ambos estaban atestados de gente. Era de esperar, la noche anterior había salido la publicidad en todos los canales de televisión. Con la ola de inseguridad reinante, un UJ871 era necesario. Finalmente encontró un comercio con menos clientes esperando y pudo comprar su aparato.
Lo probó durante todo el día. Estaba feliz con su nuevo dispositivo. Sin embargo a la hora de la cena, con el televisor encendido, su alegría se apagó por completo. Estaban anunciando el nuevo ZK055, que prometía contacto con la policía con una sola tecla y por si fuera poco, un software que emitía un rayo paralizante para desarmar a un ladrón.
Enrique no pudo dormir nuevamente. A la mañana siguiente corrió hacia el comercio más cercano, para adquirir el nuevo modelo. Para su desesperación, el lugar estaba atestado de personas. Se dirigió al siguiente y la escena era la misma. Su corazón se agitó aterrado. ¿Quedarían teléfonos para cuando encontrase un lugar con menos gente?
Cruzó la calle sin prestar atención. Llegó hasta la otra vereda sin darse cuenta que lo seguían. De repente alguien lo tomó del hombro. Un cuchillo se posó sobre su cuello. La figura desconocida revisó sus bolsillos y le quitó la billetera y el teléfono.
Enrique se amparó en una pared, donde apoyó la espalda y se dejó caer. Lloraba desconsolado. Sin dinero y sin teléfono el mundo era una oscura realidad. Preso del pánico, se acurrucó en aquel sitio, como un mendigo. Y así permaneció, hasta que el sueño atrasado lo sorprendió.

2 comentarios:

SIL dijo...

Entre el consumismo y la marginalidad, vamos transitando la jungla nuestra de cada día.




Anónimo dijo...

Sil sos el amor de mi vida!