No había rostros amigos, ni siquiera los árboles de la calle, jóvenes, de raíces tiernas, aún endebles. Hasta las baldosas eran otras. Las de ahora no me habían pelado las rodillas de niño. No me conocían. No me añoraban, como yo a las antiguas. Como yo a todo lo que había quedado atrás. ¿Para qué? ¿Con qué razón mis pasos me llevaron hasta aquel lugar? ¿Por qué creemos que el pasado es un refugio, un lugar mejor?
Por miedo, sin dudas. Por temor a lo desconocido. Sin embargo, el ayer ya no existe y lo que queda, no nos pertenece.
Me fui, dolorido. La mirada errante, empañada. Y vuelvo... ¿al presente, al futuro que me preocupa? Quién lo sabe. Quizá el tiempo es una ilusión y nosotros, malos magos que no podemos descubrir el truco.
2 comentarios:
me has gustado vos y tu texto
saludos desde lo lejos
Vuelve, volvemos siempre al único lugar que existe, al presente que tantas veces ignoramos mientras estamos allá, en aquel pasado/refugio o en una ilusión del futuro.
Saludos
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