Una madrugada al levantarse para ir al baño vio desde su ventana a alguien en la ventana del edificio de enfrente, de pie, mirando hacia afuera, con un pocillo en la mano. Hubiese jugado que llevaba su mismo pijama. De repente, la luz que siempre había iluminado aquel espacio en su vista exterior, se apagó. Y en la oscuridad, ya no pudo ver esa silueta.
Desde entonces, la luz siempre está apagada. Se está acostumbrado a observarla desde su ventana, mientras se toma un café, esperando que alguien encienda la luz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario