Tan solo once centímetros. Los medí. Ya con el tiempo a mi favor y aún respirando, me tomé ese trabajo. Once centímetros me separaron de la muerte. De mi cuerpo a ese impacto de bala, una distancia mínima, casi insignificante.
Me puse a pensar en lo que podría haber pasado de moverme en ese instante. Calculé entonces el tiempo que un cuerpo demora en trasladarse esa distancia. Nada. No tarda nada. Once centímetros se recorren en un abrir y cerrar de ojos, casi sin darnos cuenta.
Una mano mide de largo un poco más. Un hoja de cuaderno también se pasa. Hasta una banana suele ser más grande.
Me apoyé en la pared, dejando ese margen al descubierto. Ese margen que significaba la diferencia entre estar vivo y estar muerto. Once centímetros, me repetí, y mentalmente enumeré cientos de objetos con esa exactitud, mientras con la imaginación los iba colocando entre mi cuerpo y la marca en la pared.
Mi esposa se acercó en silencio, consciente de lo que estaba haciendo. Comprendía y en esa quietud de sus expresiones, daba a entender su agradecimiento al destino. Estaba adelante suyo, que más podía pedir.
Le pedí unos minutos más. Aún no podía irme. Aquello era demasiado fuerte. Estaba descubriendo mi fragilidad, la de todos. Dándome cuenta que la muerte puede fallar por pocos centímetros, pero que siempre está cerca, acechando.
El lugar ahora estaba desierto. Solo quedábamos los dos y aquel impacto que había provocado un agujero en el material.
La noche iba a caer en cualquier momento. El frío iba acrecentando la duda en mi mujer. Finalmente me llamó por el nombre y me invitó a marcharme. Me fui en cuerpo, pero hay días que creo que mi mente sigue allí, todavía meditando.
La diferencia entre estar vivo y muerte es mínima. Quizá lo estemos y no lo sepamos. Quizá no existe ni una cosa ni la otra, pero seamos incapaces de entenderlo. Once centímetros me permiten escribir este texto.
Ese es el tamaño de mi milagro.
Theodora
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*Theodora* no es una ópera. Oratorio dramático, dice el programa de mano.
Entro, subo las escaleras, paseo mientras suenan las conocidas fanfarrias
de i...
Hace 20 horas.
10 comentarios:
Impecable, Neto.
Es tan maravilloso el planteo de este texto, como infinitamente meritorio que no hayas leído jamás EL MILAGRO SECRETO =)
Beso grande
SIL
Como vas llevando al lector por ese milagro. Es así como pensamos cuando salimos de un momento de peligro, por tal distancia, o por tal casualidad; me salvé.
Muy buen texto, todos los detalles justos para que veamos desde la situación, a la reflexión del personaje.
mariarosa
Profunda reflexión la del personaje...y tan real que si lo pensamos, igual estamos vivos cada día por una circunstancia aún menor que la distancia que da título al relato.
Fantástico!!!
Besos!!
Un muy buen cuetionamiento sobre la existencia, una crisis existencial que nos acerca ala locura, porque la fragilidad de la vida y los misterios que la rodean son temas que nos pueden llevar a la locura.
http://idasueltas.blogspot.com/
Doña Sil, muchas gracias! Bueno, lo he leído luego de su apreciación. Sostengo que aquí hay muchas menos complejidad y lo celebro jaja. Gracias por este comentario y el full version. Saludos!
Doña Mariarosa, muchas gracias, el milagro a darnos cuenta de lo valioso de la vida, además, no? Saludos!
Doña Tinta, muchas gracias! Reflexión para repensar la del muchacho. Saludos!
Don Camilo, nadie está exento de la locura, ni siquiera el más cuerto, el más vivo o el más muerto. Gracias! Saludos!
Neto: no soy experto en armas, pero una 22 corta podria medir 11 cm. un suicida que se salvo de la muerte, o esta muetro y no lo sabe. 11 centimetros tambien puede medir una birome o un lapiz.
ya recupere mi sitio.
un abrazo
panchuss
Netito, a veces llegas al alma :)
=) HUMO
Don Panchuss, que buena imagen me regala con ese comentario. Un suicida está a once centímetros de la muerte, desde la empuñadura a la boca del cañón. Que dispare o no, es su milagro. De once centímetros. Genial. Un abrazo! (y me alegro que su blog esté vivito y coleando!)
Doña Humo, chas gracias! :)
Neto este texto es mi favorito de los que te he leído, me encanta, lo limpio del texto, original, creativo, lo lúdico dentro de la trama, impecable, muy bueno, besos
Doña Mixha, muchas gracias, me alegra saberlo!!! Saludos!!!
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