Hay algo que suele entusiasmar y es toparse con algo que uno no espera al recibir el correo.
Ese entusiasmo iluminó el rostro de Jonatan aquella mañana, cuando entre boletas de impuestos y folletos publicitarios, encontró un sobre en papel madera, mecanografiado y a su nombre.
Lo abrió de inmediato, dejando a un lado el resto. Vaya sorpresa la de Jonatan, al descubrir que aquello era una encuesta. Le dio una leída rápida, volteando las hojas de un lado y de otro. Algo no le cerraba, las hojas, más allá del membrete en el que se podía leer la palabra "encuesta", estaban en blanco.
En realidad, había una oración escrita y era una pregunta, justo debajo del membrete, en la primera página.
La pregunta era muy concisa: ¿Hombre o Mujer?.
Jonatan rió de buena gana, preguntándose quién le habría gastado aquella broma. Metió de nuevo las hojas dentro del sobre y arrojó todo sobre el resto del correo. El entusiasmo había durado poco, pero al menos le permitió salir con una sonrisa a la rutina diaria.
Regresó muy entrada la noche, cansado y con ganas de acostarse. Ya había comido, en lo de su novia. El solo hecho de pensar que debía madrugar para ir a hacerse los estudios para la renovación del seguro de trabajo, le provocó más sueño.
De todos modos, prefirió mirar un poco de televisión. Mientras cambiaba de un canal a otro, ofuscado porque no encontraba nada de su gusto, volvió a pensar en aquella encuesta.
Acercó el sobre y volvió a sacar las hojas. Buscó el remitente y no lo encontró. Tampoco en los papeles en blanco había dato alguno sobre quién los había enviado. A punto estuvo de guardar todo otra vez, para arrojarlos a la basura por la mañana. Sin embargo, en un acto instintivo que luego lamentaría, buscó una lapicera y con letra prolija escribió al lado de la pregunta: "hombre".
Sus ojos se abrieron tan grande como pudieron. Debajo de aquella oración apareció de repente una segunda línea, escrita de la nada, pero con la misma tipografía de máquina que la primera, solicitando: Nombre y apellido.
Sintió cierta repulsión. Aquello no era normal. Sabía del truco de escribir mojando en limón, para luego poder leer aquella "tinta invisible" acercando el papel al calor de una llama. Pero jamás había escuchando de un papel que "se escribiera solo".
Lanzó una risita nerviosa y se avergonzó de sentir miedo. Trajo cerca otra vez la hoja y escribió su nombre completo.
La piel se le erizó y un frío le recorrió la espalda.
La tercer oración le hablaba a él.
¿Tienes miedo?
Tragó saliva.
- Vamos Jona, vamos. Esto es una broma, no puede ser otra cosa - se dijo en voz alta, infundándose valor.
Apoyó la punta de la lapicera en el papel y contestó, mintiendo: "No tengo miedo".
En el papel leyó de inmediato: ¿Por qué mientes?
Dio un respingo, que casi lo hace caer de la silla. Parecía tonto, pero hasta le pareció escuchar la pregunta, además de leerla.
Carraspeó. Aquello no le gustaba. Pensó en llamar a Ezequiel, su amigo, que vivía en la misma calle, pero miró la hora y no le pareció buena idea. Era tarde como para pedirle a alguien que se acercara a leer un papel.
Dudó, pero al final contestó: "No miento"
El papel insitió: Mientes, pero no importa. ¿Le tienes miedo a la muerte?
Jonatan se removió en su silla. Miró hacia las ventanas, incluso se levantó y observó si había alguien afuera o en otra habitación, jugándole la broma. Volvió a sentarse, pero no quiso tomar la lapicera. Se quedó en silencio, observando la hoja. En tanto, mantenía otro diálogo, este muy interno, entre su mente y la cordura.
Finalmente, hurgó en su mochila y cambió de elemento. Tenía ahora un fibrón en su mano. Con su grueso trazo, respondió: "NO".
Las letras, de la misma manera que las veces anteriores, aparecieron como en un acto de magia: ¿Te importaría entonces conocerla?
Sintió que el corazón se le aceleraba y le costaba respirar. ¡Qué era eso, por todos los dioses!
Se apuró por contestar: "No me interesa conocer la muerte".
La hoja tipeó sin dar respiro: ¿Puedes adivinar en qué habitación del departamento te está esperando?
Volteó la vista hacia atrás, seguro de encontrarse cara a cara con la muerte. Pero solo estaba la heladera. Jonatan, se puso de pie, temblando. Quería contestar, pero temía la siguiente pregunta. En la cocina se sentía seguro, solo había una puerta, que daba a un pequeño pasillo. Y estaba delante suyo. Buscó un cuchillo afilado en el cajón de los cubiertos. Se prendió del mango angustiosamente, como si su destino dependiera de ello.
Con el arma en la mano, volvió a la mesa. Buscó la lapicera otra vez. No quería impresionar a nadie ahora. Contestó: "No jugaré contigo".
Las letras aparecieron una tras otra, llevando al borde de la locura su mente: "Quién dices que soy?".
- ¡Basta! - gritó y sin perder un segundo, salió corriendo por el pasillo, en busca de las habitaciones.
La policía encontró su cuerpo un día después, cuando su novia, cansada de llamarlo al celular, decidió llegarse hasta el departamento. Había sido degollado y su sangre se esparcía por toda la habitación. No pudieron encontrar datos de ningún intruso.
Lo único que llamó la atención de los investigadores fue una hoja con un membrete que decía "encuesta", en la que la víctima había escrito "Hombre no tengo miedo", luego con un trazo de fibrón había puesto "no no me interesa conocer la muerte" y luego, otra vez en tinta azul "no jugaré contigo".
La víctima, con seguridad había perdido la cabeza. Ordenaron un examen toxicológico al cadáver e indagaron con la novia, sobre su estado psicológico.
Nunca encontraron el sobre, nadie nunca supo que estuvo allí. Dicen algunas leyendas que se narran en bares de poca monta en los suburbios menos visitados de la ciudad, que sigue viajando de casa en casa, a través del correo y que una vez que lo abres, irremediablemente, vas a morir.
La Gardenia.
-
Nunca había tenido en mis manos una flor de Gardenia, ni imagine que esa
simple flor me llevaría por caminos filosóficos en los que nunca había
tr...
Hace 18 horas.
10 comentarios:
Jajaja, :D
Me voy a acordar de esta jodita cuando llegue el cartero del Correo Argentino...
Excelente, Netito, y nos quedamos corrrrtos con el adjetivo.
Abrazo grande
SIL
Tremendo!
Me encantó el relato! Espero no acordarme de el esta noche pero me encantó.
Un abrazo!
Doña Sil, muchas gracias. Este cuento lo disfruté mucho, porque la idea me pareció bastante original. Saludos!
Doña Monik, muchas gracias y es una alegría que le gustara tanto. Como le decía a Sil, la idea fue tan buena que casi se escribió solo. Saludos!
Muy bueno. Vi ayer tu historieta Borges. Creo que compartimos mucha de la materia prima para contar historias. Yo hace un año casi estoy trabajando en una historia muy parecida, con un dibujante. Son un grupo de chicos los que viajan mediante un libro en una biblioteca. y bue. Un abrazo.
Ojo porque la encuesta también puede ser por teléfono.
Me saco la capelina y aplaudo de pie esta historia.
Hola. He llegado a este blog por recoendación de Marcos Severi. Y tal como me dijo, el blog me ha encantado.
Me he quedado sorpendido con la casualidad (no se de que otra forma llamarlo). Hay bastantes similitudes entre "La encuesta" y "Fuga existencial"(una entrada de mi blog).
Además, leyendo otras historias en Netomancia noto que el género es exactamente el mismo que me gusta escribir.
No dejaré de visitar para ver las nuevas entradas.
Invito a mi blog
http://idasueltas.blogspot.com/
¡¡Ay Neto, que imaginación!!
Buenísima historia. Por qué es un cuento, ¿verdad?
¿O no?
Yo por las dudas, no pienso abrir ningun sobre de papel madera....
Un beso.
mariarosa
Excelente historia y tan bien contada!!!!
Me la imaginaba a cada palabra, esas apariciones de un nuevo texto!...
La pondria en un Anuario con dibujos de Sergio Álvarez...
¿te parece?
Don Carlos, muchas gracias! Disculpe la tardanza en contestar, ya estaré viendo sus cosas! Un abrazo!
Doña Cal Viva, por favor, póngase la capelina, que se va a despeinar. Muchas gracias!
Camilo, bienvenido y mándele saludos al gran amigo Marcos Severi! Agendado tu blog, ya estaré dándome vueltas para disfrutar sus escritos. Muchas gracias!
Doña Mariarosa, si, quédese tranquila, me pasó solo una vez jaja. Gracias! Saludos!
Don Felipe, ahh pero estoy seguro que de hacer un anuario, ud tendría otro cuento en mente para el amigo Sergio! Abrazo!
Sencillamente delicioso. No se puede añadir mas.
Besos!
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