Dejó que el teléfono sonara una y otra vez. En un momento dado pareció que iba a contestarlo, pero se contuvo a tiempo. El teléfono sonó durante diez minutos y una vez que cesó, reinó el silencio y la tranquilidad.
Una vez que dejó de temblar, se dio prisa y terminó de mutilar el cuerpo. Tras la fechoría, se marchó.
De reyes, reinas y otros héroes (XIII)
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[image: Estatua de Jan Kiliński en Varsovia]
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Nuestro héroe de hoy, Jan Kiliński, es zapatero de oficio. En 1794, a las
órden...
Hace 1 día.
1 comentario:
Me revientan las interrupciones cuando uno está haciendo una tarea relevante.
Grande, Neto, como siempre...
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