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23 de noviembre de 2010

El extraño comportamiento de los faisanes en días impares

En su casa del campo, Eriberto tomó nota por primera vez del extraño comportamiento de los faisanes en días impares.
La libertad con la que vivía sus días, sin ataduras de relojes y responsabilidades, posibilitaban el ejercicio de la observación. Tarea nada fácil para un sitio tan amplio, donde la atención podía ser robada por cientos de cosas o animales.
Pero el destino quiso que su vista se posara en los faisanes y aquellos sacudones de los que era testigo. Fue haciendo conjeturas, basándose en las anotaciones que garabateaba en forma casi casual con una tiza sobre un poste de madera.
Los sacudones se daban casi dos horas y a veces, tres. Solo se sacudían loas faisanes de más de seis meses de edad. Y lo más sorprendente de todo, era que sucedía día de por medio, más precisamente, los días impares.
Luego de un mes de intensa actividad de campo, con registros irrefutables, sacó su vieja Ford 100 del galpón donde guardaba las herramientas, oxidadas en su mayoría, y condujo hasta el pueblo, para hablar con el veterinario.
- Mire que está al pedo, Eriberto - le dijo el profesional, al evaluar las anotaciones que le había llevado.
No conforme con las improvisadas explicaciones del veterinario, Eriberto siguió viaje hacia la ciudad, varios kilómetros más al norte.
Las puertas de las veterinarias estaban cerradas. Era la hora de la siesta y media ciudad dormía, mientras la otra intentaba hacerlo. Pero Eriberto recordó que el municipio de la ciudad tenía una guardia veterinaria y se dirigió hasta allí.
Algo adormilado, el encargado lo recibió en un pequeño despacho, en el que un escritorio bastante antiguo compartía escena con una camilla con sábanas verdes. Se notaba que además de dormido, el hombre estaba intrigado por saber donde Eriberto llevaba el animal para hacer atender. Recién cuando éste le mostró las anotaciones y comentó su descubrimiento, es que el veterinario comenzó a sospechar que estaba soñando.
Pero quince minutos después, el hombre que había llegado en la Ford 100 aún seguía allí, exponiendo el tema de los faisanes. No era un sueño, no señor. Era real, lo que suponía ser peor.
- Hagamos una cosa, don - dijo por fin el veterinario - Llamo al INTA y vemos que me dicen.
Eriberto asintió, conforme. Observaba como el veterinario marcaba en el teléfono, haciendo gala en tanto de sus poderes de observación, potenciados en el último mes, al tomar nota mental de la cantidad de pelos que tenía en las orejas el hombre del otro lado del escritorio.
El veterinario logró establecer la comunicación. Explicó la consulta de Eriberto, le pidieron que aguardara en línea. Segundos más tarde volvía a explicar y nuevamente, lo pasaron con otro sector. Así estuvo unos diez minutos, hasta que finalmente dejaron que se explayara con el tema. El veterinario la hizo fácil y le tendió el teléfono a Eriberto.
Veinte minutos más tarde Eriberto conducía su camioneta de regreso al pueblo, conforme con la promesa del INTA de indagar más al respecto de la extraña conducta de los faisanes en los días impares.
Esa noche, en horas de la madrugada, ruidos provenientes de fuera de la casa lo sobresaltaron. Buscó rápidamente su rifle de caza y una linterna. Con seguridad eran ladrones. Se apresuró a encender la luz trasera y salió a la intemperie en calzoncillos largos y camiseta, portando la linterna en alto y el rifle bajo la axila.
Vio dos coches negros estacionados a unos treinta metros de la casa y entre el sembradío, tres sujetos de negro, avanzando hacia el lugar donde tenía los faisanes. Gritó "alto" a viva voz, pero entonces un golpe estalló en su cabeza. Forcejeó con alguien que lo tomaba por la espalda y solo pudo divisar una figura con anteojos oscuros, recortado contra la enorme luna de fondo. El grandulón que lo sostenía le dio un cabezazo, dejándolo inconsciente.
Cuando despertó, Eriberto no sabía que hacía al pie de la cama y menos, como había hecho para golpearse tan fuerte la nuca y la frente en la misma caída. Estuvo dolorido toda la mañana. Finalmente se decidió ir al dispensario del pueblo. Desde la camioneta pudo leer el cartel escrito a mano, que decía "hoy no viene el doctor". Maldijo en voz alta. Puso en marcha la Ford y enfiló para la ciudad.
Estacionó frente a hospital municipal. Por suerte no parecía haber mucha gente. Incluso el veterinario que atendía en un pequeño despacho, estaba sentado en la puerta, cebándose unos mates. Lo saludó a la pasada, con un gesto de cabeza.
- Oiga - le gritó el veterinario.
Eriberto ya estaba entrando al hospital, pero giró hacia el hombre sentado.
- Cómo le va - dijo Eriberto
- ¿Y? ¿Ya supo algo de los faisanes? - preguntó mientras se llevaba la bombilla a la boca.
- ¿De los qué? - se sorprendió Eriberto.
- ¿Cómo de los qué? ¡De los faisanes hombre! ¿Se le siguen sacudiendo?
- Pero por qué no se va un poquito a la mierda, qué barbaridad dice - replicó ofuscado Eriberto, que de inmediato entró al hospital para hacerse ver los golpes.
El veterinario quedó con el mate a medio tomar y una expresión de asombro. Cada loco con su tema, pensó, y apuró el brebaje.
Muy cerca, desde dentro de un coche oscuro, un sujeto vestido de negro había tomado nota del diálogo entre los dos hombres. Llevándose un handy a la boca murmuró:
- El veterinario algo sabe. ¿Procedemos?
Tras unos segundos de estática, otra voz respondió: "Procedan".

Y ya nunca más se volvió a hablar del tema.

10 comentarios:

SIL dijo...

¿......?

Vos me estás cargando?
Ah... no.
Protesto, Señor Juez!!!

Esto sigue o sigue,
Decime que hay parte II, no seas maldito, no seas mal amigo jajaja.

Con tinta violeta dijo...

Está bien: es una prioridad que el señor Eriberto se haga mirar la cabeza (no por loco, sino por los golpes que le propinaron)...pero a nosotros nos dejaste a medias...
¿que pasa con los faisanes?
¿quienes son los hombres de negro?
¿que culpa tiene el veterinario?
Bueno muchacho...veo que tienes trabajo...
Los que "tenemos paciencia", te saludamos (eso la incluye a usted, Doña SIL)
Abrazos!!!

Mariela Torres dijo...

Una conspiración, ¡lo sabía! Estamos todos vigilados.
Lo que no sé es por qué se sacudían los faisanes, pero si no hay que saberlo, mejor no lo sé.

Saludos.

Nicotina dijo...

Al igual que todos, también creo que merezco saber que pasa, quiero una segunda parte, la necesito, jajajaja.. Me encantan estos cuentos de conspiraciones Pipi, con personajes meticulosos y misteriosos, y vos sos muy bueno para darle vida a esto... Excelente Neto! Un abrazo grande!

Netomancia dijo...

Doña Sil, por favor, confórmese con una primera parte, además, sospecho que estos tipos han "procedido" incluso con el escritor y le aseguro, que éste, no recuerda nada de lo acontecido en ese pequeño pueblo. Saludos!!

Doña Tinta, paciencia y comprensión jaja. El amigo Eriberto ya no recuerda y de a poco nadie. ¿Entonces que habría para contar? Jaja. Saludos!!!

Doña Mariela, conspiración 100%, Mel Gibson en aquella película con Julia Roberts no estaba loco!! Mejor que no quiera saberlo, se vendría la hecatombe. Saludos!!

Nicotina Brown, otro más que quiere saber la verdad. Aprendé de Mulder, ídolo total, nueve temporadas y dos películas y aún sigue buscando la verdad. La verdad está afuera. Sin dudas, afuera de este cuento. Saludos!!!

SIL dijo...

Yo me conformo, sabe que me conformo rápido...:(

Pero si el escritor no se acuerda de nada no culpe a los sujetos de negro sino a los festejos del cumple.

PD: comieron faisán...? ¿qué tul?
:P

Ups... hemos resuelto el misterio, Dr Watson ??

mariarosa dijo...

¡¡Waww...!!

¿Y ahora quién podrá salvarnos...?

¿Serían faisanes extraterrestes?

Neto: cuantas dudas. Me quedé pensando, imaginando cosas y al final llegue a la conclusión que esos faisanes son producto de una experiencia de la NASA. Te fijaste si en otros paises se repitió el fénomeno???

Jajaja.... ¡¡muy bueno!!

mariarosa

Felipe R. Avila dijo...

Excelente!
Me encantan querido Neto las historias de conspiraciones!
Es mas, cualquiera sabe que los faisanes los dias impares tiemblan, producto de percibir el trabajo intraterreno que están haciendo 40 metros bajo tierra, en dirección Sur-Norte, desde hace casi dos décadas para unir aquellos viejos túneles preincaicos que llevan a la ciudad escondida bajo el Uritorco y ¡¡aghhhh!!
(golpe en la nuca)
Eh...¿qué hago acá?

Netomancia dijo...

Doña Sil, la misma excusa para todo no sirve, hay que variar... ja.

Doña Mariarosa, claro, eso no lo pensé, buscar lo de los faisanes en el mundo como en Flashforward buscaron lo de los cuervos! ET, espías... mmm, algo se está tramando y es plumoso. Gracias! Saludos!

Don Felipe, estará debajo del Uritorco el faisán mayor?? Aquel que desciende de Prascos, el radezoy de Uniria?? En caso de ser así, quién lo oculta? Fabio Zerpa? O Calamaro? Por ahí está la pista! Un abrazo!

Nicotina dijo...

Jajajajaaaaa! Genial el comentario de Felipe.. Para mi que es Frank Zerpa Pipi..