Siente los pasos. El sonido de carne llega a sus oídos. El crujir de hojas secas, quebrándose bajo el peso de las piernas, rompiéndose como una costilla bajo sus garras. El crick crack imperceptible delatan al ser extraviado, que camina despacio, sabiendo de un peligro que acecha.
Desde los arbustos cree escuchar el palpitar asustado del corazón humano, la respiración entrecortada y agitada, el temblor del cuerpo congelado por la temperatura invernal del bosque. Lo disfruta, lo goza. Es el instante en el que su deseo de la sangre se plasma de gratificación, de encanto. Es la magia de la muerte que lo envuelve, lo hechiza, lo eleva a un grado de inmortalidad infinita. Es el momento de la cacería, su razón de ser, su ahora, su presente, su inmediato futuro.
La bestia que es bestia desde que los tiempos son tiempos, se alza en sus dos patas traseras y arroja sus garras hacia delante, atravesando los arbustos y sorprendiendo a su presa. Los ojos de ésta se desorbitan, los músculos colapsan por el miedo y el pánico y el terror se asientan en la mente, poseyéndolo, gobernándolo. La bestia, lo atrae a su cuerpo deforme y peludo con la velocidad que el hambre le dicta y hunde la cabeza de melena clara y revuelta hasta el fondo mismo de sus fauces, masticando con vigor y aplastando huesos y cartílagos bajo el peso y filo de sus molares.
La sangre fluye en su boca, tibia, excitante y la siente bajar por la garganta junto a los trozos de eso que antes temblaba y ahora es su comida. Se siente otra vez un dios, repleto de energía, lleno de vida y mientras fagocita a su víctima, se estremece con el éxtasis de la cacería, el intenso placer de la muerte consumada y aún con sangre en la boca y el rostro, se golpea el pecho y aulla de cara a la luna sembrando el terror entre los otros seres del bosque, haciéndoles saber que la bestia que nadie desea ver espera a los incautos como lo hace desde el primer día de los días, cuando detestado por el mismísimo Lucifer, fue expulsado al infierno de los vivos.
13 comentarios:
detestado por el mismísimo Lucifer, fue expulsado al infierno de los vivos...
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Coincido.
El infierno debe ser mejor que ésto, encima si te llevás mal con Lucifer...
Magnífico, Sr Misterio, como siempre.
Ya te habrás hartado de mis elogios.
BESOS desde el infierno de los vivos.
Gracias doña Sil!Bienvenidos sean los elogios. Y cuando así lo considere, también las críticas. Saludos!
la bestio que nos habita y la que nos rodea, la bestia humana, la bestia animal, la bestia imaginada... la nocturna presa acechada.
Neto sé q esto es ficción pura, peor le encuentro tantas similitudes con la vida misma q me asusta...
un abrazo enorme!
Que excelente cuento Neto. Muy bueno, Me encantaron las descripciones que haces, muy logradas.
Madre mia!!que horror he sentido que era a mi a quien se comia¡ay!!!TENGO EL VELLO DE PUNTA!!
UN BESAZO
...otro mas de tus increíbles cuentos!
=) HUMO
Don Neto:
Ya le dije que Ud. es Magnífico???
Bueno, la gripe no porcina me dejó amnesica, por las dudas se lo digo: UD. ES MAGNIFICO!!
BESOS desde el bosque
Neto, en su fluido deglutir sentí alg{un hueso propio quebrandose, y luego crei torpemente masticar el miedo y temer a la bestia que nos habita.
en fin una clara muestra de lo que ud puede promover en nuestras imaginaciones tormentosas
genial, un placer regresar
La bestia acecha afuera (y adentro) de cada uno de nosotros. De ahí que leer este relato medio como que nos estremece... Si encima está escrito a lo Neto, con esa fuerza que te arrastra, con ese suspenso que te pone los pelos de punta y esas descripciones que se tocan...
Excelente una vez más...
Ufffff! Arrojado al infierno de los vivos.
Un infierno con calefacción, creo.
Un abrazo.
Sí que está bien escrito este relato, sí, con ese poder para crear imágenes en la mente del lector... Brrrrrrr.
¡Excelente relato,che!
te felicito por este y los anteriores. Hace muy poco conocí tu blog pero lo sigo con
mucho interés.
Qué bien escribís!
Me gustó mucho. La primera parte del quinto párrafo tiene un ritmo y rima preciosos.
Un beso,
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