Conversaban en la esquina, con la paciencia a cuesta. Del clima, de la vida, de los muertos. Se conocían desde que tenían memoria. Hablaron hasta que el sol dijo basta y le pasó la posta a la noche.
Se saludaron, rieron con una broma de último momento y se alejaron en la misma dirección, sin poder separarse.
Entraron a la misma casa, pero sin saber uno del otro. Comieron y se acostaron. A la mañana siguiente se levantaron, sin siquiera notar la presencia uno del otro. Compartieron el cepillo de dientes y también la toalla. Desayunaron y caminaron durante la tibia mañana, sin rumbo fijo.
Luego de almorzar, se dirigieron juntos hasta la esquina, donde se vieron nuevamente las caras y luego de un abrazo, dieron rienda suelta a la lengua. Había tanto de que hablar, cosas por contarse, que el tiempo parecía no alcanzarles. Así que no perdieron segundo alguno y se pusieron a conversar, con la paciencia a cuesta.
Para amantes y ladrones
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*Clave de lectura:* La escritura como cristal, transparente y oscuro, de
la vida.
*Valoración:* Me gusta mucho ✮✮✮✮✩
*Música recomendada:** La Creación (Vo...
Hace 1 día.
2 comentarios:
Vivo hablando conmigo misma, pero yo ya estoy perdiéndome la paciencia...
Un abrazo, Netito.
SIL
Qué tipos pacientes, yo cuando me encuentro con el otro no lo dejo hablar!
Abrazo
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