Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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14 de julio de 2012

Límite

El límite estaba tan solo demarcado por un arroyo que podía cruzarse a píe. De agua turbia, aún dejaba ver el fondo. Era playo, demasiado. La idea de cruzar los bultos flotando ya no le servía. Se miró las manos. Estaban muy lastimadas. Los últimos dos días por la selva lo habían disminuído mental y físicamente.
A sus pies, la carga que había arrastrado casi en un llanto. Se dejó caer al suelo y mojó sus pies para refrescarse. Luego se puso de rodillas y hundió la cabeza en el agua. Por último, con desconfianza, hizo lo mismo con las manos. Le ardieron. Pero no se quejó.
Volvió a observar la otra orilla. Tan solo veinte metros. Cerró los ojos, dejándose acariciar por el sol de la tarde. Tenía hambre, podía escuchar el gruñido de su estómago. Pero no pensaba en comida. Era el primer respiro desde el enfrentamiento, así que pensaba en poder estar en paz.
Podía, claro que si. Pero debía llegar del otro lado del límite. Pero los bultos... no podría cargarlos. Había muchas piedras en ese arroyo y la profundidad escasa.
Creyó escuchar voces entre los árboles. Se sobresaltó. Permaneció diez minutos en silencio, sin poder percibir ningún otro sonido distinto a los propios de la naturaleza. No había nadie allí, pero pronto lo habría, sino no se apuraba.
Calculaba que le había sacado tres o cuatro horas de distancia a sus perseguidores. Volvió a mirar los sacos cargados y se persignó. Hasta allí había llegado con ellos. Pensó que podía salirse con la suya y llevarse su tesoro en la huída.
Los perseguidores llegaron a la orilla del arroyo casi atardeciendo. Encontraron los cuerpos de sus mujeres dentro de unos sacos cocidos a mano. Del maldito asesino no tenían un solo indicio.

5 comentarios:

Aina Rotger Vives dijo...

Al principio me aba lástima, ahora sólo espero que lo pillen y le den tanta "paz" como necesiten.

Anónimo dijo...

de momento salió pitando, pero sospecho que en otro relato lo terminan cazando jeje.
Grande Neto!
Abrazos!

SIL dijo...

Uy, da para segunda parte urgente.

abrazo grande.


quiero saber por qué las mató :D



SIL

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Me pasó como a Aina: imaginaba una cosa (un drama de vida en la selva, como aquellos que tan bien transmitía Horacio Quiroga), y terminó siendo otra, bien distinta. Alucinante.
El giro en la trama golpea, de muy buena manera, al lector, y le da una fuerza increíble al final.
Gracias por compartir tus historias, Netomancia.

Anónimo dijo...

Que genial forma de escribir neto! Saludos desde Ecuador!