Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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21 de abril de 2010

En la mente de un genio

Edguy Black es un genio. Cada mañana se levanta de la cama con profundas ojeras producto del insomnio recurrente que lo atormenta cada noche y al que combate refugiándose en sus intrincadas ideas.
Casi como un zombie se traslada arrastrando los pies desde la planta alta a la inferior, aferrándose con fuerza a la baranda de la escalera en espiral, temeroso de la altura que lo separa del suelo y de la posibilidad siempre cierta de caerse de cabeza.
En la planta baja lo recibe un enorme vestíbulo, que hacia la derecha lo invita a viajar a su estudio, repleto de libros en cada una de las cuadro paredes, coronado por un estudio de roble en el medio de la habitación, sobre el cual descansan cientos de hojas escritas a mano, la mayoría con borrones y extensas cuentas numéricas.
Pero su primer parada del día no es precisamente su estudio, al cual irá más tarde y no abandonará hasta el atardecer. Se dirige a la cocina, donde con cuidado busca en la heladera la caja de leche y de la alacena el envase de café. Alejándose precavidamente del fuego, enciende la cocina y pone una hornalla al máximo. Coloca la pava con agua y se sienta a esperar en tanto acomoda sobre la mesa su taza, la leche y el café.
El agua hirviendo le devuelve la atención sobre la cocina. Se sirve en la taza y revuelve bien. De a pequeños sorbos se bebe el café con leche, intercalando el líquido caliente que penetra con vigor en su cuerpo con unos bizcochos que uno de sus asistentes dejó el día anterior.
Luego de desayunar, comienza su periplo. Desde que sale de la cocina en dirección al estudio, su mente se pone en otra frecuencia. Entra en órbita, como suelen decirle sus allegados de mayor confianza.
Instalado detrás de su escritorio, retoma los apuntes dejados casi como al azar en un orden inexistente la noche anterior y lapicera en mano comienza a garabatear cifras y fórmulas a gran velocidad, sin perder tiempo en otra cosa o distraerse con algo.
Sus asistentes, que tienen llave de la vivienda, llegan a los pocos minutos y sin molestar ocupan sus lugares habituales en el estudio, metiéndose rápidamente en sus respectivos apuntes prácticamente sin hablar entre ellos.
Así las horas se consumen, entre fórmulas, números y algún que otro cotejo de datos entre planillas y libros dispuestos en las bibliotecas encastradas en las paredes.
Acostumbrados a la brillante mente de Black, sus asistentes no le prestan demasiada atención. El genio no detiene su brazo, que parece una máquina automática de escritura. Las hojas se apilan a su derecha, repletas de anotaciones que luego verán los demás y pasarán en limpio.
Sus ojos se mueven a una velocidad imperceptible y su nariz parece inhalar y exhalar el aire, pero pocos podrían asegurarlo. En su interior, las ideas se agolpan bulliciosamente y debe concentrarse para establecer los criterios de selección y resolver los enigmas que las fórmulas le plantean desde el papel, en base a las hipótesis que quiere demostrar y los resultados que espera alcanzar.
Sus procesos cognitivos son una amalgama de colores, compases armoniosos viajando a velocidades inimaginables, un torrente de pensamientos donde el caos no tiene posibilidad de ser y la razón gobierna a placer, segura de si misma.
Por fuera parece la imagen vívida de un robot que ejecuta movimientos sistemáticos, por dentro es un poeta del conocimiento, un procesador en tiempo real realizando ecuaciones sin detenerse un solo instante. Sin embargo no regala poesías ni versos, no hay rimas ni estrofas.
Esa es su existencia intentando descifrar los misterios de ese universo desconocido que lo rodea, absorbido por la investigación sin descanso, la motivación de lo imposible, de lo nunca alcanzado, pero ajeno sin embargo a lo que sucede en ámbitos más cercanos, a la naturaleza de la vida, a las amistades recíprocas, al caminar por las calles respirando el aire de abril, al beso y al abrazo, al canto y a la risa, al hola y al adiós.
Y las horas se suceden unas a otras, hasta que la noche cae por la ventana, los asistentes se retiran y el sueño da paso al descanso. Su andar lento y cuidadoso lo lleva hasta la cocina, donde sobre la mesa lo espera la comida preparada por su ama de llave. Luego se asea y con cuidado, sube las escaleras. Se deja caer sobre la cama, con la tenue luz de la luna sobre su rostro, penetrando por la ventana. Intenta cerrar los ojos, pero la mente aún sigue acelerada.
Sigue viendo números, ideas, posibilidades. El sueño inicia su batalla habitual, pero consciente que perderá. El insomnio planta su bandera en tanto la noche avanza lenta, constante, silenciosamente.
Edguy Black es un genio, pero quizá no le importe lo que digan de él. Demasiado tiene con ese universo que tanto le fascina descubrir partícula a partícula mediante fórmulas y ecuaciones. Demasiado tiene con esa existencia esclava de su genialidad.

10 comentarios:

Don Belce dijo...

Soyez le premier! ah no, aca no es, bueno pero soy el primero igual.

Don Belce dijo...

Si, todo un autómata, una forma de esclavitud, puede ser, pero el tipo es felíz así, déjelo tranquilo Neto.

SIL dijo...

Muy bueno, Netuzz...

Yo creo que todos los mortales distintos o también llamados genios de la historia se han caracterizado por ser ´excéntricos¨, y no han vivido más que para sus convicciones, obsesiones, descubrimientos, investigaciones, etc., debiendo (o decidiendo) renunciar a los placeres mundanos y hasta el descanso merecido.
Ha sido en cierta forma un castigo para ellos, en aras del legado a dejar a sus pares...

Lo describiste maravillosamente.
Y aún así, el detalle de aferrarse a la baranda de la escalera y temer la caída cada mañana, le da un cierto rasgo de débil humanidad a tu protagonista...

Abrazo más que grande, Netito.

SIL

Anónimo dijo...

Edguy amigo.... Mejor seguir en esos universos de ecuaciones que asomarte a la ventana y ver lo que han hecho del mundo....
Grande Neto!!!! Tremendo relato!
Me quedo con unas ideas del relato que me encantaron: Esa es su existencia[...]la motivación de lo imposible, de lo nunca alcanzado...

Felipe R. Avila dijo...

El genio Neto escribió:
"Sus procesos cognitivos son una amalgama de colores, compases armoniosos viajando a velocidades inimaginables, un torrente de pensamientos donde el caos no tiene posibilidad de ser y la razón gobierna a placer, segura de si misma".
Y luego de escribirlo,Neto, fue a darse una ducha.
Mas tarde llegó a la cocina, tomó la frugal comida dejada por su ama de llaves (Doña Rosalinda)y se acostó a dormir,mientras un rayito de luna le daba en el rostro barbado.
Sabía que comenzaba otra noche de insomnio para él...

Con tinta violeta dijo...

Siento ternura por este genio, que quieres. Lo has dibujado tan real que parecías hablar de un amigo...Eso me recuerda que el ser humano es increíble y que por suerte existen personas que como tu genio dedican su vida a explorar esos otros mundos de ecuaciones, fórmulas, integrales y modelos. Muchos de ellos han realizado descubrimientos que nos han mejorado la vida a los demás, mientras nosotros estamos disfrutando de la calle, la playa, la montaña, el sol, o el otoño...
¡genial tu genio!

Me quedo con: heladera, hornalla, y pava (pero para que sonría el señor Oso: no necesito definición...), ja,ja.
Besos!!!!

Netomancia dijo...

Don Alvarez, es el primero! Pero no reclame premio, que no hay. Jaja. Si, ya se, es feliz y desayuna con café con leche, pero no puedo dejar a nadie en paz. Agradezca que no lo maté jaja. Un abrazo!

Doña Sil, si, hay señales de debilidad, de miedo, de humanidad, detrás de esa mente prodigiosa que vive para y por sus ideas. Una forma de mostrar una esclavitud aceptada por el mismo esclavo. Gracias! Saludos!

Dieguito, de esa frase que rescatás pensaba si acaso lo jamás alcanzado es aquello que mueve a los genios. Porque lo que ya existe, para que alcanzarlo si ya alguien lo hizo primero. Al margen, hoy empezó la Feria del libro en Bs As! Lo crucé al amigo fernecero el otro día en los pasillos del laburo y recordamos a la pasada aquella jornada memorable y esa stand de ensueños jaja. Un abrazo!

Don Felipe, jajaja, muchas gracias. Prometo actualizar lo que me envió en estos días. Andá por mi a la Feria del Libro!!! Un abrazo!!!

Doña Tinta, me alegro que se vaya familiarizando con los términos. Si, esa figura de genio es en la que pensé, aquel que enfrascado en su mundo, hace cosas por el resto de la humanidad sin siquiera poder disfrutar de su existencia. Gracias! Saludos!

mariarosa dijo...

Y el pobre Edguy que sabe tanto de números y otros vericuetos no puede vivir como un hombre normal, no sabe reír y del amor sabrá algo???

Es tan inteligente y tan ignorante de lo que es dormir y soñar.

mariarosa

el oso dijo...

Conozco personajes de esa naturaleza. Algunas veces he sentido pena por ellos y a veces por mí mismo al verlos. No puedo más que sacarme el sombrero por la descripción minuciosa de este genio que tiene un mundo acotado para nosotros y divaga en el universo entero con su mente.
Abrazos!!

Netomancia dijo...

Doña Maríarosa, así es, algunos tienen metas distintas a las demás. La diversidad de la vida. Saludos!

Don Oso, la pena quizá es recíproca, nosotros a ellos y ellos a nosotros. Puede que las verdades no las tenga nadie, pero las opiniones, todos. Un abrazo!