31 de mayo de 2020
Casi un karma
29 de mayo de 2020
Terremoto
28 de mayo de 2020
El programador
27 de mayo de 2020
Dolor
26 de mayo de 2020
Grito sagrado
25 de mayo de 2020
Pueblo fantasma
24 de mayo de 2020
Cálculos confiables
Mal de olores
Sufro de olores. Suena extraño, lo sé. Pero desde pequeño los olores me abruman. Cuesta explicarlo, porque no son los mismos olores que los demás perciben. No es que se intensifican el olor de la rosa, del asado, de la caca del perro. Ni siquiera es olor a podrido. Si se pareciera a algo, sería al olor de la muerte. Pero más incisivo, penetrante.
Lo peor es que llegan acompañados de sensaciones, premoniciones, la certeza de fatalidad. De niño supe que morirían mis padres, mis abuelos, mis tíos. Y a medida que fui creciendo, fui sabiendo de antemano de las muertes de muchas otras personas cercanas.
El olor las hace inevitables. Y por eso lo odio, lo aborrezco. Porque cada vez que lo siento, es un aviso. Y cuando se intensifica, una señal, una orden. Es, entonces, cuándo los mato, antes que la locura sensitiva me destroce a mí.
Sufro de olores desde niño, así que imaginarán mi tortura.
22 de mayo de 2020
Malhumorado
21 de mayo de 2020
Marcas
19 de mayo de 2020
Sobrevivientes
18 de mayo de 2020
Chance
17 de mayo de 2020
Axioma
15 de mayo de 2020
El violinista
Subió hasta el techo para sentirse más cerca de las estrellas. Le sonrió a la luna menguante casi con picardía. Tomó aire y exhaló, nervioso. De solo mirar hacia abajo le temblaban las piernas. Pero infló el pecho, como en cada ensayo con la orquesta, antes de ejecutar la primera nota.
Acomodó el violín entre la clavícula y la barbilla, sintiendo la madera lustrada haciendo presión sobre su cuerpo, en un acto de mutuo afecto. Afirmó el instrumento con un leve movimiento y con la mano derecha acercó el arco. Y luego...
Dicen que se escuchó una melodía armoniosa, bella, espiritual. Que todo el barrio salió a la calle. Que todos miraron hacia el lugar de dónde provenía el sonido. Y que allí no había nadie. Tan solo la música, flotando, etérea.
Es increíble, dijeron. Viene del techo del malogrado violinista. Ese que se ahorcó antes de su primera función.