Empezaron contaminando el agua en algunos barrios, luego en ciudades enteras. Más adelante, le tocó el turno a los alimentos
elementales como la leche, la carne, las verduras y el pan. Fue un trabajo meticuloso, sin que mediara denuncia alguna. De a poco, la gente
comenzó a sentir los primeros síntomas.
Algunas lagunas mentales, pequeños olvidos, aniversarios
pasados de largo, cosas de todos los días que de pronto dejaban de hacerse.
Hasta que un día, ya nadie tenía memoria.
Y desde entonces, ganan siempre ellos. Los gobernantes de
los desmemoriados.
1 comentario:
Muy interesante lo que hablas
Vivo en USA y casi todo el mundo compra orgánico o cosas de pequeñas granjas
Es terrible lo que está pasando
abrazos
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