De la mano de su padre, Juan Pablo recorría el trayecto de regreso desde el almacén hasta su casa. La noche era cálida tras varios días de lluvias y mal tiempo. En el manto de oscuridad que sobrevolaba los árboles, las estrellas brillaban con intensidad.
El niño las miraba embelesado, tropezando de vez en cuando con las irregularidades de la vereda. Llevaba bajo su brazo una bolsa de papas fritas, de la marca que tanto le gustaba.
- Papá, las estrellas nos persiguen - advirtió asombrado, como conclusión de su observación.
El padre sonrió y le explicó en pocas palabras, que no era así. Que las estrellas estaban muy lejos y que el movimiento era ilusorio. Y le prometió que algún día, les diría el nombre de las más importantes.
Juan Pablo no sintió ningún tipo de desilusión. Menos aún cuando por la noche, ya acostado, escuchó el sonido en su ventana. No tuvo más que correr el vidrio para dejar que las algunas de las estrellas entraran.
Esa noche hasta sus sueños brillaron, bajo el encanto de sus compañeras de habitación.
Para amantes y ladrones
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*Clave de lectura:* La escritura como cristal, transparente y oscuro, de
la vida.
*Valoración:* Me gusta mucho ✮✮✮✮✩
*Música recomendada:** La Creación (Vo...
Hace 9 horas.
1 comentario:
Netito, qué hermosura.
Dan ganas de abrir la ventana esta noche, quizás alguna estrella... quizás...
Abrazo.
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