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26 de junio de 2012

Niño otra vez [2da parte]

La mañana era propicia para embarcarse en algo extraño. Apenas si había dormido pensando en la máquina inventada por su padre. Era domingo y su mujer se había ido a misa con los chicos. Mara se había molestado al enterarse que no iría con ellos. La excusa era que debía conducir hasta lo de su papá, porque se había dejado la billetera con las tarjetas y documentación importante. Y era verdad, salvo que no había sido un descuido, sino adrede, para tener una razón con el fin de volver.
Su padre lo esperaba ansioso, parecía un chiquillo a punto de mostrar su nuevo juguete. La máquina ya no estaba en el cobertizo. La había llevado esa misma mañana hasta el cuarto de invitados de la casa.
- Tu madre preguntó que era y le dije que un viejo invento que quería mostrarte, pero no le dije lo que hacía, porque me creería loco - le advirtió a Francisco mientras le quitaba una manta que le había colocado encima.
- ¿Solo tengo que meterme dentro y vos accionás esa botonera?
- Si, pero recuerda que son solo unas pocas horas, a lo sumo dos o tres. Lo probé en su momento con uno de mis socios, Edgardo, ya falleció, no se si te acordarás, en fin, y estuvo convertido en niño tres horas. Es algo instantáneo, tanto la conversión como la vuelta a la normalidad. La verdad es que nos asustamos mucho con el resultado y temimos lo que pudiera suceder con el invento. Así que lo abandonamos.
- Papá, vas a tener que llamar a Mara y decirle que me quedo a comer, que el auto tuvo algún problema o algo. No puedo conducir siendo un niño y menos llegar con ese aspecto a casa.
- No te preocupes, yo me encargo de eso. Tu madre también va a estar preguntando por vos, con seguridad. Algo inventaré para cada una. Soy bueno para eso - bromeó - Ven, entra.
Apenas si entraba en aquel aparato, sus brazos se aprisionaban contra el interior metalizado y debía agachar la cabeza para no golpearla con la parte superior.
Su padre se posicionó en los comandos. Tras asegurarse que estaba alimentada de energía y que los leds parpadeaban como correspondía, procedió a iniciar el proceso. En ningún momento temió por su hijo. Sabía que la máquina haría lo que debía. Y en tan solo una fracción de segundos, Francisco adulto se convirtió en Francisco de ocho años.
- ¡Guau! - dijo Francisco al verse de repente tan pequeño dentro de la máquina - Papá, un espejo por favor, tengo que verme.
La voz le sonaba aflautada a sus propios oídos. No podía creer lo liviano que se sentía, la agilidad de su cuerpo. Se situó delante del espejo de pared en la misma habitación. Se miró durante cinco minutos, casi sin soltar el aire. Estaba tal como se recordaba de pequeño. La máquina funcionaba, el invento de su padre hacía real lo imposible: era niño otra vez.
Ahora su papá parecía su abuelo. Cuando quitó los ojos del espejo y los puso sobre el hombre que había creado esa maravilla, vio que se estaba secando algunas lágrimas de las mejillas. Podía imaginarse lo emotivo de ver a su hijo siendo otra vez un niño. Se estrecharon en un abrazo. Ambos extrañaban esa sensación.
- Papá, esto es increíble, es un invento sensacional, con esto... - quiso seguir, pero no sabía que se podía lograr con eso, porque de repente lo asaltaron un montón de dudas. - Papá, si alguien que está enfermo, ponele de cáncer, quiere volver a ser niño, ¿la enfermdad sigue o qué?
- Si hijo, esta máquina no tiene más fin que devolvernos por unas horas a una etapa de nuestras vidas, pero conserva todo achaque y enfermedad. No hay forma de escaparle al tiempo. Si alguien la perfeccionara, para que en lugar de dos o tres horas, fuesen días o semanas, el cuerpo seguiría muriendo, solo que en otro tamaño. Quizá pueda tener otras funciones, pero como te dije, tuvimos miedo.
- Si tan solo pudiera usarla para entender a mis hijos... mirá papá, estuve pensando, que si acaso me la llevo y uso en forma cuidadosa, podría acercarme con esta forma a Malena y Agustín y tratar de comprenderlos, de aprender a tratarlos. Siento que se me escapan, que los pierdo. Esta máquina tuya podría ayudarme.
- Es peligroso, pero siempre que tengas cuidado querido Francisco y la uses como decís, podrías obtener algún resultado. ¿Estás seguro de no querer intentar entenderlos como padre?
- ¡Lo he intentado, papá! Una y mil veces. Pero me sacan de mis casillas. Quiero probar de esta forma, ser uno más para ellos y quizá así, aprender a educarlos.
Su padre lo observó un buen rato, sintiendo que el que hablaba era un niño y no un adulto dentro del cuerpo de un chico. La idea no le gustaba. El no había necesitado de artimañas para educarlo, si bien a veces se mostraba enojado par imponer respeto. Pero los tiempos habían cambiado y quizá su invento podría serle útil a Francisco.
Ayudó a cargarlo en el auto. Le enseñó usarlo y le recomendó mucho cuidado. El niño Francisco volvió a su estado normal de adulto a las dos horas y media. Tomó nota del tiempo que demoraba, porque le sería indispensable para trazar cualquier idea. Tampoco hubo efectos secundarios ni nada que lo persuadiera de lo que tenía en mente. El plan se había puesto en marcha.
La tarde se había puesto gris cuando tomó la ruta para volver a casa. Al llegar comprobó que Mara y los chicos había salido, con certeza a la plaza. Aprovechó para guardar el artefacto en la cochera, donde solía entrar solamente el.
Su mujer e hijos regresaron una hora más tarde. Ella preguntó por sus padres y si el auto ahora funcionaba bien. Los chicos, en cambio, pasaron a su lado sin siquiera saludar. No importa, se dijo mentalmente, ya iba a descifrar como pensaban y las cosas irían cambiando de a poco.




Continuará...

5 comentarios:

Con tinta violeta dijo...

Esperemos que la máquina le ayude con sus hijos...aunque yo desconfío de los "milagros" externos...intentar ponerse en su lugar está bien, pero el prota se olvida que solo un adulto puede ser buen referente...y que cada edad tiene que vivir sus propias experiencias.
Besos!

mariarosa dijo...

Tiene razón Francisco, los chicos de hoy son difíciles, espero que con la máquina logre entenderlos.

Muy buen tema Neto, interesante.


mariarosa

SIL dijo...

Esa maquinita tiene un perfil peligroso...


Ya leo la tercera y hablo.


Abrazo.


SIL

SIL dijo...

// por momentos me pareció estar escuchando al Doc advirtiendo a Marty en Volver al Futuro//

=)

Anónimo dijo...

Sil por momentos te amo cada vez más, qué buen relato Neto!