Salió corriendo a la calle, sin importarle los coches que viajaban en una y otra dirección. La avenida estaba atestada en esa hora. Pero estaba cegado por sus pensamientos. Un colectivo de línea frenó dos metros antes de atropellarlo. El hombre se arrodilló sin percatarse de la mole que estuvo a punto de aplastarlo. Extendió sus brazos al cielo y aulló su profecía.
Tres hombres corrieron desde la vereda a sacarlo del lugar. El hombre hablaba del fin del mundo, de la llegada del demonio, de lenguas de fuego que lloverían del infierno. Algunos transeúntes miraban con compasión la escena, la locura del desconocido, el peligro al que se había expuesto (y expuesto a otros, claro).
Del edificio donde había salido, aparecieron una mujer y un joven que dijeron ser familiares. Mientras el hombre se revolvía en su locura, la mujer lo abrazó pidiéndole calma. El muchacho se notaba compungido, triste. Se lo llevaron en medio de sus gritos, de sus profecías sobre el fin de la humanidad.
La gente lo veía marcharse, casi a la rastra. Sentían pena por esa mujer y aquel joven. Solo unos pocos sopesaron el dolor interno de esa persona, el motivo de esa demencia, de esa realidad tan trágica y cruel. El colectivo de línea reanudó su marcha y siguió su viaje. Los coches siguieron yendo y viniendo como si nada.
En un departamento de aquel edificio en cambio, seguiría el infierno. El de la esposa y el hijo, y el de hombre, tan personal como los pensamientos fatídicos que torturaban su mente. Allí, para ellos, aquello era el fin de mundo.
Y para muchos en otras partes, acontece uno a cada instante, en forma de muerte, de separación, de decepción. Es que el infierno suele descender sobre nosotros en formas imperceptibles y a veces, ni tiempo a gritar nos da.
La Gardenia.
-
Nunca había tenido en mis manos una flor de Gardenia, ni imagine que esa
simple flor me llevaría por caminos filosóficos en los que nunca había
tr...
Hace 1 día.
12 comentarios:
Sir Neto: Aplausos de pie!! me gustó mucho! es que de locos y niños todos tenemos un poco
La verdad no esperaba ese final, pensaba que seguiría la linea de "fin del mundo" pero no, es un especie de golpe contra la realidad, no hace falta que el mundo explote,nosotros reventamos todos los días.
saludos
Doña Tuky, que alegría verla por acá. Puede sentarse, no es para tanto. Muchas gracias!
Doña Imilce, gran manera de expresarlo. Esperemos que en este nuevo año, reventemos un poco menos. Muchas gracias!
¡Como para no ganar!
¡Una pintura de la realidad tan cruda como excelentemente escrita!
¡Más felicitaciones!!
Abrazo
Carajo, qué final, Neto!! Acongoja.
Genial, che.
J&R
Coincido con D.Oso, ¡como para no premiar el cuentito, ché! Muy bueno Neto, sobre todo por ese último párrafo que parece un crochet que te deja noqueado. Ese infierno de múltiples caras que se empeña en descender por tantos lugares...¡para temblar!
Besos y felicitaciones
El fin del mundo individual, ese final que no es llamativo, que no vende, pero es más destructivo que toda la parafernalia barata.
Te felicito, de corazón :D
Abrazo grande
SIL
El fin del mundo no es más que el fin del mundo personal, ese mundo que hay para cada uno. No existe tal cosas como el fin total, solo apocalipsis para la cómodad realidad que cada persona vive, que ataca a unos, a otros no.
http://idasueltas.blogspot.com/
Don Oso, mil gracias! Un abrazo!
J&R, muchas gracias!Abrazos para los dos!
Doña Tinta, me gustó lo de "crochet", una buena analogía. Saludos y gracisa!
Doña Sil, muchísimas gracias, como siempre. Saludos!
Don Camilo, bien dicho. Gracias! Saludos!
Gran verdad. A veces el infierno se planta en una familia y sólo ella sabe lo doloroso que es. Es el fin del mundo para los que conviven con tanta locura y generalmente; sin solución.
Muy buena historia.
mariarosa.
Doña Mariarosa, así es un infierno personal o familiar. Saludos! Y gracias!
El apocalípsis esta en uno mismo Es el mio el que esta cerca, genial relato señor
Publicar un comentario