La marca estaba cada vez más arriba. Desde hacía un año cada primero de mes corría a la pared donde papá le había dibujado una cinta métrica que llegaba hasta el techo con la satisfacción y la inquietud de saber cuánto había crecido desde la última vez.
Con lápiz marcaba apretando con fuerza, haciendo que el grafito dejara una marca visible por sobre encima de su cabeza, justo donde nacía el cabello. Entonces, terminada la faena, giraba entusiasmado preparado para abrir la boca de asombro.
Aquello se había convertido en rito. Y era motivo de alegría el hecho de informar la cantidad de centímetros que había ganado en un mes.
- Papá, por qué no te mides - le preguntó un día a su padre, que lo observaba desde su sillón favorito mientras leía el periódico.
Su padre sonrió y sin bajar el diario le dijo desde el otro lado de las hojas:
- No Raulito, para qué. Cuando nos venimos viejos ya no crecemos, al contrario, nos achicamos.
Aquellas palabras calaron fuerte en Raulito, que desde entonces no solo ha abandonado el ritual cada primero de mes, sino que a escondidas mientras sus padres duermen, los mide con un viejo centímetro del costurero de la abuela.
La maravilla de crecer ha quedado a un lado. Ahora le teme a eso que los grandes llaman muerte, que seguramente se debe producir a llegar a un tamaño que permita meterlo a uno dentro de una vasija, como al abuelo, que desde que tiene noción lo tienen guardado en una sobre la chimenea.
Ahora el solo hecho de pensar en crecer, le da escalofríos.
La Gardenia.
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Nunca había tenido en mis manos una flor de Gardenia, ni imagine que esa
simple flor me llevaría por caminos filosóficos en los que nunca había
tr...
Hace 12 horas.
12 comentarios:
Algunos adultos no medimos cuán hondo puede entrar una frase que sale de nuestra boca, y se va a clavar sin piedad en los tiernos oídos de nuestros nenes, como una daga.
Tengo varias anécdotas de misiles lanzados (sin mala fe) a mis hijos, cuyo daño causado nunca logré resarcir.
En otros caso, les he tirado boomerangs...
Muy bueno el relato, creo que tiene una reflexión inmensa detrás de la anécdota que cuenta.
Abrazo enorme Netuzz.
SIL
Léase: casos- vale :)
Qué recuerdos! Mi abuelo nos medía a sus 4 nietos cada vez que cumlíamos años, era un rito, en el marco de la puerta de la cocina. La semana pasada justamente pasé por la casa y ya no queda nada. Y pensé precisamente, que habrá sido de aquel marco con tanto archivo sentimental. Donde habrá ido a parar... Me gustó el relato, me transportó un instante. Gracias
Doña Sil, cuando uno es niño tiene una imaginación muy amplia. Para bien o para mal, es lo que nos ayuda a crecer. No toda la culpa es de los grandes. Es una pena que esa forma de razonar se pierda, en algunos casos sería más fácil afrontar sucesos de la vida diaria. Saludos!
Pablo, gracias por comentar. También recuerdo una época en la que "éramos medidos". Era algo divertido, incluso en una revista había venido un metro para pegar en la pared. Vaya a saber cuando eso dejó de llamarnos la atención. Saludos!
¡¡¡que bueno Neto!!
Me gustan estos relatos tan gráficos sobre la forma de ser y pensar cuando somos chiquillos...
A mí también me medían, como a mis hermanos...¡y como quedaba el marco de la puerta de la cocina!ja,ja. Creo que era el único lugar de la casa donde estaba permitido rayar con el lápiz...ja,ja (claro cualquiera le dice a su padre que en las paredes no se pinta...ja,ja)
Abrazos!!!
Neto, me resultó este relato como siempre:muy bueno, pero lapidario,casi no me deja lugar para nada mas que un "y bueno..."
El epílogo es raro: "ForexMacro - http,etc..."
jojojo!!!
¿Se te ocurrió poner publicidad???
Ahora en serio:
Hay cada gentuza que se mete y te daja como mensaaje una vil propaganda...¡¡¡qué lacras!!
Doña Tinta, es que las miradas son distintas según la edad y a veces ese mundo que crea la incomprensión o el ángulo infantil es para una historia como estas. Gracias! Saludos!
Felipe, estamos haciendo contacto con multinacionales que quieran auspiciar el blog. Este ForexMacro dijo que podría jugarse con choripanes para los que vienen a comentar. Mal no estaría, no? Ja.
Neto!!!Se nublaron mis ojos...
Clara asociación la del chico. Es natural el miedo, más aún en una edad en que no se comprenden como lógicas esas verdades.
Muy buena y original historia.
cariños.
mariarosa
Estimada Martha, gracias por estar.
Doña Mariarosa, es una asociación equívoca pero entendible a cierta edad. Me alegra que le gustara! Saludos!
Che... ya lo dije en otro lugar. Usted va a lograr el sueño del Rumi. Acumula premios y encima se codea con gente que escribe en inglés.
Cambiando de tema. Me gustó el agudo relato familiar. Es todo eso, palabras, encuentros y desencuentros sobre las preguntas y las certezas que necesitamos ocultar de vez en cuando para parecer seres humanos normales, es decir en la norma de la sociedad.
Abrazos
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