La puerta de calle se le antoja extraña. Se siente de pronto invadido por la duda. Gira en redondo y descubre que no es su casa, ni tampoco reconoce los cuadros que cuelgan de las paredes.
La mujer que lo mira tampoco es su esposa y los niños que la acompañan y le enseñan una enorme sonrisa a modo de despedida, no son sus hijos.
Presuroso y algo avergonzado, pide entonces disculpas y sale a la vereda, donde la brisa del invierno lo asalta por sorpresa y lo lleva casi de la oreja hasta el colectivo detenido en la esquina, al cual se sube para ya no volver.
Asomada bajo el dintel de su puerta, Gloria observa todo con nostalgia y desazón. Le permite a los niños de su vecina volver a su hogar y se encierra otra vez en el suyo, ahora nuevamente solitario.
Añora a ese extraño que tuvo por una noche, bajo el conjuro del suero del olvido y desea con fervor que la bruja consiga la próxima vez un efecto más acorde a su soledad.
La Gardenia.
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Nunca había tenido en mis manos una flor de Gardenia, ni imagine que esa
simple flor me llevaría por caminos filosóficos en los que nunca había
tr...
Hace 3 horas.
15 comentarios:
muy lindo neto:)
un gran abrazo:)
que dura y pesada soledad la de estas ciudades y estos días. No hay bruja que logre curar esas heridas tan duras y eternas.
y ahí vamos, tambaleando por los rincones, hasta q alguien se apiede de nosotros y nos retire el suero del olvido!
me encató Neto la ambientación q tiene este relato!
Felicitaciones por el libro de Dunken, este seguro q me lo puedo conseguir por internet y me lo manden pa los madriles! jeje!
un abrazo!
La protagonista tuvo al menos la felicidad por una noche...pero al cerrar la puerta, la realidad la chocó de frente, y ni las brujas con sus pócimas pudieron evitar que la soledad la abrazara.
Al fin de cuentas, con o sin brujería, la felicidad siempre es efímera.
Muyyyyy interesante, Hermanito.
Un beso.
Me encantó, Neto. Dice y dura sólo lo necesario, muy lindo.
Un abrazo.
Nina.
...que triste!
Que relatos mas maravillosos se te ocurren, admiro esa cabeza que tienes!
te decapitaría! jajajajajaj
=) saludos Don Neto!
=) HUMO
La felicidad es efímera más alla de las brujerías. De todos modos, es mejor que sea breve a que nunca sea. En definitiva, quien nos quita lo bailado? Un abrazo
uppps!!!.. menudo conjuro, el suero del olvio, suena a que se gasto toda la mesada comprandolo... pero habra olvidado todo en realidad?
Un abrazote.
Genialmente inspirado. Te lo aplaudo.
Un gusto leerte.
Lo has hecho de nuevo, un excelso relato, simplemente enmarcaste la soledad y el anhelo de compañía de presencia que viene con ella.
Saludos!
Tierno, triste... con un efecto que hace que nos llegue al corazón. La desesperación por tanta soledad, el querer algo que se nos hace tan difícil de alcanzar.
Gracias Leo! Ya se hace una costumbre que llegues en primer lugar. Mil gracias!
Diego, muchas gracias, por comentar el relato y por lo del libro. Y si, así vamos, tambaleando sin saber quién nos ha conjurado contra el olvido. Un abrazo!
Doña Sil, todo es efímero lamentablemente. Claro que las brujas de ahora, no son como las de antes, ja. Saludos!
Nina, muchas gracias! Saludo enorme!
Doña Humo, ni se le ocurra! Voy a contratar guardaespaldas!!! Saludos!!!
Martín, si, lo bailado nadie. Lo soñado, nadie lo quita ni nadie lo da. Un abrazo.
Sonia, puede que se haga el que si y en realidad lo recuerde todo. Nunca se sabe. Por las dudas, no volvió más. Saludos!
Salvador, muchas gracias. Un gusto tenerlo por estos pagos.
Harold, muchas gracias! Me alegra que te gusten los relatos!
Carla, es bueno saber que apreciaste además de la tristeza, un dejo de ternura. Vaya a saber uno porque sufre tanto la mujer del relato. Slaudos!
Genial,redondo.
Mágico.
Que bello texto Neto, disculpame por no pasar antes... ya sabes, la prisa y el reloj a veces nos tienta a olvidar, mas estoy dando la lucha contra esos monstruos...
Mi abrazo
Una especie de Eleanor Rigby que no sale de su casa... Bicho recurrente en ests días.
Excelente, Neto...
Hola Netomancia.
Este es el primer texto que leo tuyo y me gustó mucho.
Triste pero profundo, comprar la compañía o pedirla prestada frente al no tenerla.
La sensación de pertenencia es tan efímera que aun cuando él no se ha ido ya Gloria siente nostalgia.
Muy bueno.
Seguiré pasando por aquí.
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