Mirar no es mirar, es enfocar sin pensar decía ella al vivir. Y tendida horizontal, yace inerte en la habitación, pálida inmortal, sin ya pensar, sin ya mirar. Recuerdo los días de consejos y retos, de lecciones y reflexiones y saber que ya no está, que no fue más que un mortal, hace trizas mi ser, hacer perder mi convicción.
Retiro la manta y el viejo chal, estiro la sábana hasta el final, ocultando su rostro para el más allá, empezando a olvidarlo el más acá. Quiero creer que en algún lado reposarán sus pensamientos y se guardarán sus ideas, que no perderán con los años y el desamparo. Quiero creer que lo bueno al menos perdura en lo más hondo de los que quedan y sin embargo disiento.
Me recuesto a su lado, agitada en llanto, tomo su mano sin que se resista, aprieto con furia pero no hacia ella. Golpearía a la muerte de tenerla a mano, por ser despiadada y no dar posibilidad. El viejo cuarto se adueña de la soledad de mi persona, de mi llanto inútil, de mi pena derramada. Qué las vidas se pagan con nada y siempre la muerte se lleva todo. Qué dónde están los que en las buenas te rodean, parásitos de la felicidad, escapistas en las díficiles, ausentes en los finales.
Vivir no es vivir si uno desconoce que la muerte no es el final, decía ella al existir. Sintiéndola fría a mi lado, tan quieta, tan muerta, dudo de su teoría a pesar de mi ilusión, de mi amor, de mi grito anudado en la boca del corazón.
Un instante eterno
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*Clave de lectura:* Expectativas y posibilidades de actuación después de
los 50 años.
*Valoración:* ✮✮✮✮✩
*Comentario personal:* De espíritu y contenido mu...
Hace 19 horas.