El pensador le dijo a un sacerdote:
- Escribir es un impulso, a veces predeterminado y otras no. Matar también.
¿Existirán más libros o más asesinatos?
El sacerdote entornó la cabeza y meditó varios minutos, para luego contestar:
- Sólo Dios lo sabe.
El pensador entonces agregó:
- Pero... le importa?
El sacerdote se sumió en un silencio del que nunca regresó.
Erase un otoño.
-
Era un atardecer diferente, el otoño se había adueñado de los árboles y en
sus ramas oscuras, las pocas hojas pintaban de un naranja claro el
a...
Hace 1 día.

