Me miré a mi mismo al espejo, reflejo cansado y austero, un rostro demacrado y torturado, tan falto de alegría como de encanto. Del otro lado de la lona, chiquillos reían y aplaudían antes del comienzo de la función. Alguien entró al camarín y volvió a recordar a viva voz que ya estaba por comenzar. Así era cada noche de cada semana, de cada mes, de cada año... así era mi vida, me gustara o no.
Pronto la música se haría sentir y los sonidos de trompetas irrumpirían por todo lo alto, y ya nada sería como es. La tristeza a un lado, como siempre; las penas al cesto de basura y una falsa alegría iluminando una cara, bañada de colores radiantes, que ya no era la mía.
La ilusión de los pequeños; mi muerte en cuotas. Payaso soy, solo para esconder mi dolor y disfrazar tanta tristeza entre trajes graciosos y zapatos enormes. Y los colores, no olvidarse de los colores...
En fin, la función va a comenzar... una vez más.
Un instante eterno
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*Clave de lectura:* Expectativas y posibilidades de actuación después de
los 50 años.
*Valoración:* ✮✮✮✮✩
*Comentario personal:* De espíritu y contenido mu...
Hace 15 horas.