La soledad no como la muerte o una aproximación a la misma. La soledad como desamparo y desolación, abrigo de la tristeza y el desconsuelo.
La muerte, el vacío de la misma, es la resignación. El saber que se puede y no intentarlo, resignarse a no querer ser lo que se puede ser, a no hacer lo que se puede hacer, a aceptar las cosas sin siquiera intentar pensarlas, y ni hablar, de cambiarlas.
La verdadera muerte, sin embargo, más allá de metáforas o aproximaciones, es el olvido. Porque aún fuera de este mundo físico, en lo espiritual, en los recuerdos, aquel que partió, aún vive. El olvido o la falta de quien lo recuerde, la no perduración, es el vacío, el tránsito final hacia el infinito sol oscuro que no resplandece.
Un agujero negro de real soledad, resignación y olvido.
El museo
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*EL MUSEO. Cuento.*
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sumido la desidia de sus últimos directores y la poca colab...
Hace 1 día.