Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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1 de enero de 2012

El hombre que no quería morir

De todos sus males, siempre el peor había sido la resignación. Era relativamente joven, había estado a punto de formar una familia y de pronto lo asaltó una enfermedad. Una tragedia habitual en este ínfimo punto del universo donde la muerte y la vida se disputan segundo a segundo su protagonismo entre los mortales.
Tres meses, a lo sumo cuatro había dicho el médico. Se había despedido de quién iba a ser su mujer, de sus amigos, de sus familiares lejanos, de aquellos conocidos que la vida se había encargado de poner en su camino.
Pero ese mal que siempre lo había aquejado, esta vez se hizo a un lado. Y cuando el cronómetro expiraba, las últimas partículas de arena se arrojaban a la mitad inferior del reloj de la vida, de su vida, profirió un grito desde las entrañas, más fuerte que mil gritos juntos.
Quiero vivir gritó.
De eso van ocho años. Su hijo más grande ya va a primer grado y la niñita que es el sol de la mañana en su corazón, ya viste el delantalcito del jardín.
Su médico lo sigue llamando a diario. Ya es una rutina, un motivo para sonreír, para mirar al cielo y agradecer. Contesta su celular y dice: "Aún sigo vivo y así seguiré".
Porque el peor de los males es la resignación.

5 comentarios:

SIL dijo...

Rendirse.
Es lo peor.

Texto con moraleja :D


El valor inmenso de cada segundo de vida :D

Abrazo 2012


SIL

Felipe R. Avila dijo...

Aleccionador.

¡Feliz año nuevo!

Mannelig dijo...

No es mala manera de empezar el año, un cuento así.

Que, para nuestra suerte y disfrute, siga acompañándote la imaginación.

Anónimo dijo...

Un converso al optimismo, no es cosa de todos los días. Feliz año.

Netomancia dijo...

Feliz año a todos, gracias por comenzar este 2012 leyendo el blog! No se confíen, pronto vuelve la sangre al blog... jaja.
Saludos!