Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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24 de abril de 2011

Sálvame

A Guadalupe Ortiz la vida le cambió el día que le llegó una carta por correo con remitente en blanco. El sobre, dirigido a la dirección de su casa, contenía un papel en blanco, con solo una palabra escrita: Sálvame.
Indagó en la casa central de la agencia postal; llevó el sobre y el papel a la comisaría solicitando en vano que buscaran huellas digitales; intentó incluso con un perito caligráfico, que apenas pudo brindarle un dato.
La información que el profesional le había dado parecía una gota de agua en medio de un océano. Le había dicho que quién había escrito la misiva, era derecho. Teniendo en cuenta que casi un ochenta y nueve por ciento de la población mundial lo era, aquello resultaba irrelevante.
Comenzó a soñar, en medio de la infrustuosa búsqueda, con una mano escribiendo esas solitarias siete letras. Era delicada, de movimientos lentos y armónicos, que realizaba el trazo con mucho esmero. El sueño era ese, la mano y el movimiento. Ni siquiera podía ver con qué marca de lapicera escribía.
Pensaba en todo momento en seres que conocía y podían estar necesitando ayuda. Hizo un detalle mental, que luego pasó a papel, sobre personas conocidas. No le importó que con muchas de ellas no mantenía contacto desde hacía años.
De a poco las fue ubicando telefónicamente. Más allá de la alegría que algunos le transmitieron al hablar, a ella solo le interesaba una cosa, que era saber si esa persona era la que había enviado la carta.
Las esperanzas se fueron diluyendo a medida que la lista se acortaba. Una vez que tachó el último nombre, hizo trizas todos los papeles, en un rapto de histeria. Estaba desconsolada y temía estar al borde de la locura. Era increíble como aquel asunto la había absorbido por completo. Rompió a llorar en la soledad de su hogar. Tan solo una hoja había quedado sana, completamente en blanco.
La giró hasta ponerla derecha frente a sus ojos y tomando el bolígrafo con la diestra, comenzó a escribir aquella palabra.
Algo en su mente dejó de funcionar de inmediato, al comprender, embargada de terror, que aquella letra era la suya, pero que en lugar de "Sálvame", había puesto "Demente".
Comprendió, que no lo había logrado.

6 comentarios:

SIL dijo...

Genial, Neto.
El giro del final es VIRTUOSO.

:)

Cuando la sentencia de la locura está firmada, nadie la puede refutar, ni siquiera nuestra propia y desesperada necesidad de salvarnos.

Abrazo inmenso

SIL

Con tinta violeta dijo...

¡muy bueno!
Pensaba que era un episodio de CSI...y ya sabes que es mi serie favorita, ja!
Abrazos!!!

mariarosa dijo...

Neto que bueno. Ella misma se había mandado el mensaje... Interesante.

Felices Pascuas

mariarosa

Mariela Torres dijo...

Oh, qué cuento impresionante.
Sí, me impresionó.

Saludos.

Netomancia dijo...

Doña Sil, chas gracias! Tarde, pero llegué para contestar! Saludos!

Doña Tinta, más que de CSI, de Twilight Zone jaja. Saludos!

Doña Mariarosa, que tarde le digo "Felices Pascuas"!!! Gracias!!!

Doña Mariela, es un cuento "impresionista" ja. Muchas gracias. Saludos!

Felipe R. Avila dijo...

¡Extraordinario!

Ya me parece que lo estoy guardando ya sabe usted para qué...