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2 de noviembre de 2010

El estadístico

Obsesivo, el adjetivo que definía a la perfección a Guillermo. Una persona que con la sola apariencia, ahuyentaba a otros. Cabellera frondosa y despeinada, barba de varios días, pantalones siempre desabrochados, camisa mitad dentro del pantalón mitad afuera, ojotas, las manos sucias de tinta de periódicos y un aire de superioridad que pocos soportaban, lo retrataban a diario, mientras carpetas en mano caminaba por los pasillos del cuarto piso, el correspondiente al área de estadísticas.
Es que Guillermo era un estadístico formidable, pero un ser humano que dejaba mucho que desear. Al menos, en lo que a relaciones se refería. Pocas veces saludaba a alguien, si tenía que empujar en su paso a un compañero de trabajo lo hacía, no era solidario, no hacía favores y tampoco comía junto al resto de los que trabajaban en la empresa.
Llegaba puntualmente a las ocho de la mañana y se iba a las cinco de la tarde, ni un segundo más, ni uno menos. Su trabajo era impecable. Llevaba las estadísticas de forma notable. No había registro con error alguno ni dato estadístico omitido.
Su figura desaliñada se compenetraba en su trabajo como ningún otro lo hacía. Su tarea era la de recolectar datos de los periódicos y elaborar estadísticas de consumo según las publicidades y noticias, además de relevar la cantidad de informaciones según temas, el número de veces que se mencionaban a políticos, deportistas, artistas, para luego proyectar tendencias que aprovecharían otras áreas de la compañía.
Repasaba cada dato al menos diez veces y llevaba en su memoria cada número recolectado. Era capaz de citar estadísticas de cualquier día, sobre cualquier tema, en cualquier momento. El ostracismo en el que se sumergía durante el trabajo hacía que nadie pudiera comprender cómo lograba tal capacidad y en todo caso, cómo poder emularlo.
En contrapartida, lo dicho. Esa fama de mal tipo que se había forjado, que hacía de su nombre una mala palabra, al menos entre sus compañeros. Cuando alguna discusión lo alcanzaba recurría a una táctica: informaba el número de personas que según las cronológicas habían muerto en los últimos diez años con el mismo apellido de quién lo estaba peleando. Y no conformándose con eso, citaba los nombres. Las estadísticas (y el sabía) le auguraban que alguno de los nombrados, sería pariente de la persona con la que discutía. Lograba así asestar un golpe bajo y acomodar la situación a su favor.
Varias veces quisieron golpearlo por llegar a estas artimañas, pero entonces enumeraba de memoria los casos en los que empleados habían sido despedidos por utilizar la violencia contra un compañero de trabajo y lograba que desistieran de lincharlo.
La convivencia con Guillermo no era la óptima, pero a los jefes, que no tenían trato, esto no le importaba. Incluso, debido al excelente trabajo del hombre, ni siquiera oían los reclamos del resto.
Fue así que la bronca de algunos se fue acumulando, al punto de estallar cierta tarde, tras un cruce de palabras entre Guillermo y un cadete de otro piso que había bajado en busca de unas carpetas con datos del año anterior.
El estadístico fue tomado de los hombros y entre varios, llevados hasta el balcón del cuarto piso. Dos compañeros lo sujetaron de las piernas y lo pusieron cabeza abajo. Guillermo colgaba en el aire, con el suelo, cuatro pisos más abajo, como única posibilidad de aterrizaje en caso que lo soltaran.
Uno de sus compañeros lo increpó:
- ¿Y entonces Guillermo? Estadísticamente... ¿cuántos sobreviven a una caída así?
A pesar de estar colgando, la voz de Guillermo sonó tranquila, casi parsimoniosa.
- Tengo un alto porcentaje de posibilidades de sobrevivir. En los últimos veinte años se han cometido ciento cincuenta y dos asesinatos con esta modalidad en el país, de un total trescientos veinte intentos confirmados por la policía. De los más de cien sobrevivientes, cincuenta y uno se vengaron de sus verdugos, de los cuales treinta y tres perecieron en esas venganzas. De ese total, solo dos fueron arrestados. El resto logró escapar de la cárcel. Es decir, que en caso de soltarme, tengo muchas chances de sufrir solo lesiones óseas, lo que me dará bastante tiempo de planear la venganza en un hospital, para luego perpetrarla con comodidad tras la rehabilitación.
Los hombres vacilaron y se dieron cuenta que estaban haciendo una estupidez. Bajaron a Guillermo y se retiraron a sus puestos de trabajos, entre avergonzados y masticando bronca.
El estadístico los observó alejarse y sonrió perversamente. No existía en el mundo mayor poder de persuasión que las estadísticas. Con ellas, podía hacer lo que quisiera. Y muy seguro de si mismo, volvió a su oficina, mientras en su mente iba sumando un nuevo dígito a las discusiones ganadas frente a sus compañeros de trabajo.

12 comentarios:

Mario Brollo dijo...

conciso y contuntente, larga vida a guillermo

Nicotina dijo...

Jajajajajaaaa! Que hijo de puta este Willy.. Muy bueno Neto..

SIL dijo...

Neto te felicito.
Este relato es magnífico.

Guillermo es la analogía perfecta de los organismos fríos, eficientes y calculadores que manipulan a las masas.
Que arrastran a las sociedades, para el lado que les conviene a unos pocos.

QUE NOS MANEJAN EN TODOS LOS ASPECTOS Y JAMÁS SE AMEDRENTAN.

A veces nos enojamos, queremos ignorarlos, queremos matarlos de bronca, pero nos meten miedo,
y bajamos la cabeza,
y seguimos haciendo que creemos- mentiras-
y laburando en silencio.

Grandioso, Netuzz.

TK mucho

SIL

Netomancia dijo...

Don Fidencio, vale aquí el homenaje en el título a la ya desaparecida publicación de la que supe ser el fan nro 1. Mándele un abrazo al amigo Gustavo si es que aún no esta ofendido y vayamos armando un mediodía comidístico en Rosario. Un abrazo!

Don Brownie, en otras palabras, un culiao. Un personaje de aquellos, aferrado a lo que sabe: los números. Un abrazo!

Doña Sil, siempre con lecturas más allá de lo que uno se imagina al escribir, pero que sin dudas me permiten leerlo de nuevo y decir "la pucha, mirá vos" ja. Gracias! Saludos!

Felipe R. Avila dijo...

Está excelente el relato!

felicitaciones!

Lo que Guillermo no decía es que si llegara a haber aunque sea una posibilidad en un millon, entonces en ese instante va a suceder. Como esto: que un compañero se deje llevar por la ira y lo mate.
Eso, que le suceda en el futuro ¿no nos reconforta,eh?
¡Qué personaje detestable inventaste,y encima trabaja en ojotas!

Uno en 1.000.000 de que un meteorito destruya la tierra, quiere decir que aunque sea en la vez un millon,va a pasar.Con seguridad.

Mariela Torres dijo...

Muy bueno, nada más convincente que una estadística.
Impecable tu relato.

Saludos.

mariarosa dijo...

Muy maldito el tal Guillermo.
Creo que a ese tipo de personas, lo mejor es ignorarlos, que revienten solos.

Muy buena historia.

mariarosa

Netomancia dijo...

Don Felipe, sabe usted que tengo una experiencia de esas, de las de uno en un millón? Luego le cuento por mail. Y no es la lotería justamente ja!! Un abrazo!

Doña Mariela, claro que estadística bien hecha, no dibujada jaja. Gracias por el comentario! Saludos!

Doña Mariarosa, pero qué clase de deseo es ese, por favor!! Jaja. Tiene razón, uno le desea eso y más a esa gente. Saludos!

HUMO dijo...

jajajajjaj, igual lo prefiero a este que a Ricardo fort jajajajajajaj.

Ahora hablando en serio, es verdad que ganar por cansancio es la mejor forma, yo, sin ser una estadista llevo mis logros ante mi marido jajajajajajaja , demás esta decir que tiene los huevos al plato, pero aún sonríe, no se si eso es amor, rendición o inteligencia.


Besos Netito, me encantó...entre nos, yo lo hubiera soltado sin ningún tipo de remordimiento jajajajaj


=) HUMO

Con tinta violeta dijo...

El breve contacto que he tenido con el mundo estadístico...me ha enseñado que unos mismos datos dan lugar a múltiples lecturas e interpretaciones, ja,ja...así que las leo, me entretienen...pero no me creo ninguna, ja,ja. El retrato del estadístico es lo mejor del relato, Neto. No me extraña la reacción de los "colegas"...
¡¡¡Para que luego digan!!! La oficina puede llegar a ser peligrosa para la salud (como el tabaco, ja,ja)
Abrazos!!!

Netomancia dijo...

Doña Humo, la sonrisa es cínica? Cuídese, está planeando una venganza. Seguramente su horóscopo ya se lo ha advertido. Gracias! Saludos!

Doña Tinta, usted lo ha dicho, trabajar es insalubre. Ah no? No era eso lo que quiso decir? Ja. Gracias por el comentario! Saludos!

Mannelig dijo...

Cuando aprobé mi último examen de estadística, dejé de creer en ella.

Porque tenía un 99% de probabilidades de suspender, y sin embargo...