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8 de junio de 2009

Verdades sobre la noche

Sabía que caminar de noche por el camino lindante a la costa del río era peligroso. Cuántas veces se lo habían repetido desde que tenía noción de las cosas y sabía que el vino era para los adultos, igual que las armas y los insultos.
Pero ya era hora que todos supieran de una buena vez que había crecido, que podían dejarlo hacer y deshacer a su antojo. Qué ya era adulto, que si quería tomaba, y si tenía problemas, podía defenderse con su navaja, la que llevaba siempre consigo.
Sin embargo no había una sola vez que no saliera de su casa que su madre no le repitiera lo mismo, que la oscuridad, que los locos que andan por ahí, que cuidado con la gente... todos, absolutamente todos podían perderse en el infierno. ¿Hasta que edad le iban a decir lo mismo una y mil veces?
Y quizá por esa razón, desde hacía algunas noches, en lugar de regresar a su casa por las seguras calles iluminadas que habitualmente recorría, lo hacía por el camino cercano al río.
Era cierto, las lámparas de la zona si no estaban rotas a pedradas, ya no encendían debido a la falta de mantenimiento por parte de los empleados de la municipalidad, o del puerto, dato que no sabía y tampoco le importaba. Al este podía divisar la oscura superficie del río, apenas ondulante bajo el reflejo de la luna. El sonido procedente desde esa dirección, transmitía tranquilidad. El aire fresco le daba a todo un cuadro subrrealista, una imagen inacabada de la perfección. Manchones negros, casi sólidos, del otro lado del río, delataban las islas, ahora ocultas por la noche y la distancia.
Su madre le pedía prudencia, pero el sabía cuidarse solo. Además, la prudencia no era amiga de semejantes paisajes. Y de alguna manera, debía alimentar su alma belicosa, saciar los deseos que latían a flor de piel durante la agonizante luz del día.
El camino lindante al río, en horario nocturno, era propicioso para todo ello. Porque inspiraba terror; el terror que la gente misma le daba, hablando de miedos, de peligros, de cosas horribles que podían pasarte. Y en realidad, estaba la noche y la luna, el río y sus islas. Y uno. Uno con sus cavilaciones, sus deseos impronunciables, los debates internos, el dolor interminable.
Y entonces, desde algunas noches, sentía que el camino lo había llamado, clamado por su servicios. Primero, al notar la belleza por años ignorada, comprendió que no había horror alguno allí. Segundo, supo que si eso llegaba a saberse, se perdería la paz. Supo entonces la razón por la cual había acudido. El camino lo necesitaba. Temía ser descubierto.
Ruido de pasos lo sacaron de la meditación. Desvió la hipnotizada mirada del río y divisó a unos cincuenta metros una figura que se aproximaba. Metió las manos en los bolsillos y se puso a caminar en aquella dirección. En algún punto confluirían. ¿Sería un loco de los que hablaba su madre? ¿Un vagabundo en busca de refugio? ¿Una hermosa joven con plan de encontrarse con algún amor furtivo?
Los dos seres avanzaron hasta llegar a un punto medio. Y allí, vió a la otra persona. Quizá tendría su misma edad, quizá no. No se detuvo en detalles. Sacó las manos de los bolsillos y con la navaja que siempre llevaba encima, le cortó la yugular. La sangre saplicó los adoquines de la calle y la tierra del camino. El cuerpo del joven herido se desplomó sin gracia alguna, para quedar inerte en el suelo.
Lo arrastró hasta el río, con bastante esfuerzo. Buscó piedras en los alrededores y con ellas rellenó las ropas del cadáver, luego, lo arrojó al agua. El sonido del cuerpo al hundirse llegó a sus oídos y fue como una dulce melodía. Limpió su navaja y la volvió a guardar. Volvió al camino y otra vez estaba desierto. Tardarían en encontrar al muchacho y cuando lo hicieran, habría una nueva historia de terror para contar en la ciudad. Y sin dudas escucharía las advertencias de su madre, ahora impregnadas de sangre fresca.
Le daría lo mismo. Desde algunas noches sabía la verdad. El camino era inofensivo. Y él, era su guardián.

20 comentarios:

Alejandro Ramírez Giraldo dijo...

Muy interesante. Una medida desesperada para sostener una leyenda.

Saludo.

Taller Literario Kapasulino dijo...

Que gran texto. Las descripciones que haces son detalladas y magnificas...
El protagonista, un asesino, en busca de su victima.

Martín Gardella dijo...

Un mito contado desde la voz del mismísimo asesino! Interesante enfoque! Buen relato de suspenso! Me gusto. Saludos

Severi dijo...

Muy oscuro y con buen ritmo el relato, me gustó ese concepto de contar la "cocina" de las leyendas. Un abrazo.

Anónimo dijo...

ja! interesante forma de darle la vuelta al la leyenda urbana, que bueno neto saber todo, y con lujo de detalles, desde la misma visión del asesino, genial! es como ver el film en versiónd e director, con todas las escenas y la cámara al hombro!
muy pero muy bueno!
salute amigo! y besos a la flia!

Evangelina Prieto dijo...

Guau, qué relato...
Me recuerdas a Vincent o al niño que le gustaban los poemas oscuros de la película Chocolate...

Me agrada venir por aquí, es neto.
Mi abrazo
P.D.: Gracias por tu visita

Oz Vega dijo...

Wow!
Que genial! me encanta!
Es increible, aun intento descubrir si el arma crea o destruye! Aqui hace ambas cosas.
Muy buen trabajo

HUMO dijo...

Otra vez un 10!

=) HUMO

Fernando Rocchia dijo...

INTERESANTE EL BLOG!!!!

Netomancia dijo...

Don Alejandro, si, quiero imaginarme que antes de este personaje, hubo otros que también llamados por el río, perpetraron a lo largo de los años la leyenda.

Carla, gracias. Si, pero asesino desde ese momento.

Gracias Martínnnnnnnn!

Don Marcos, para ud los escritos oscuros no son un problema. Tiene como imagen un farol.

Dieguín, si, una especie de backstage asesinístico jaja. Gracias por los besos, serán dados. Reparta ud por allá.

Evangelina, que gran halago que le recuerde a Vincent, ese personaje tenía una imaginación atroz. Gracias por pasar y seguir pasando!

Oz Vega, me gustó tu comentario. Buen dilema el que planteaste.

Doña Humo, muchas gracias.

Fernando, gracias por pasar!!!

crayola dijo...

saludos buen blog!!!!

Annie dijo...

El guardián del camino...
Que buen final!!!!!
Como me gustooo!!

FELICITACIONES DON NETO!

Besotes

Ceo dijo...

Me gustó el relato, muy bien escrito. Los guardianes tienen latente ese instinto asesino.
Me adhiero a las felicitaciones.

SIL dijo...

QUÉ HACÉS LEVANTADO A ESTA HORA??
SI, ESTÁS TAN CERCA QUE ME DA MIEDITO.....
DEMASIADO CERCA... .

SOS DE LO QUE NO HAY, MIRÁ

Netomancia dijo...

En el trabajo doña Sil. ¿Cómo está su pequeña, hay mejoría o resultados de estudios?
Cuídese!

SIL dijo...

VENGA Y LEA, YA QUE ESTÁ DESPIERTO.
NADA ES SEGURO, PERO APARENTEMENTE LAS NUBES PODRÍAN DISIPARSE....
LA SEMANA QUE VIENE, HABRÁ MÁS CERTEZAS...

Netomancia dijo...

Todo indicio que sea alentador, es bien recibido en estas circunstancias. Me alegra saberlo. Leí el texto, es precioso, pero no pierda el tiempo buscando explicaciones sin respuestas. Disfrute estas buenas noticias.

Clara dijo...

Prosigue la leyenda... y nadie mejor la conoce que su propio guardián.
Excelente!

Un abrazo,

el oso dijo...

Si hasta dan ganas de aprobar la conducta del muchachito...
Excelente, Neto, ud no hace más que superarse y sorprenderme.

Netomancia dijo...

Clara, muchas gracias!

Don Oso, que no se sepa, mire que si los pibes en la escuela saben que ud aprueba ese tipo de conducta no van a dejar puerta en pié.