Versión con fondo blanco, para ojos sensibles

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22 de junio de 2004

Frase

Leí una frase muy buena que dice "casualidad es como se le llama a Dios cuando no quiere firmar". La encontré de casualidad. No se que creer.

Diálogo en la esquina de la vida y la muerte

Fascinado, el chico corrió hacia el mendigo y le preguntó aún agitado:

- ¿Era un angel? ¿Aquello que evitó que el vehículo lo embistiera... era un ángel?

- No.
Tan solo su sombra.

Secreto de un ángel

La vida no es otra cosa que algo para distraernos de la muerte.
Desde que nacemos, paradójicamente, comenzamos a morir. Lo hacemos a diario, mientras reímos, comemos, dormimos, amamos. Vamos muriendo un poco a cada segundo. Suavemente. La mayoría de las veces, incluso, sin sentirlo.
Los avatares de la vida nos llevan por distintos caminos, repletos de matices diferentes. Pasamos por llantos, alegrías, tristezas y transitamos dolores, felicidades, pesadumbres...
Los problemas cotidianos nos envuelven, los pequeños obstáculos se convierten en grandes inconvenientes, las acciones de los demás nos agradan, enfurecen o le somos indiferentes.
La gran ruleta jamás deja de girar, unas veces más rápido, otras más lenta.
El tiempo se vuelve cansino y el olor a humedad se recuesta en la tierra varias veces durante largos veranos. Las hojas secas se extienden marchitas sobre añejos otoños.
Los cementerios se pueblan de cruces, como el cielo noche a noche nos regala sus estrellas. Los coches marchan a su ritmo, los peatones al suyo. Los niños juegan en el columpio y los campesinos moldean el suelo bajo el sol, día a día, como la luna brilla para enamorados e insomnes noche a noche.
Y de repente, cuando el tiempo ha sido lo suficiente a criterio de la parca, llega con el viento y nos arrebata de este cuerpo. Muchas veces no estamos preparados. Otras si. Pero estamos destinados a ella desde el mismo momento en que nacemos, desde que sentimos el primer contacto con un par de nuestra raza.
La luz que nos recibe se transforma en la oscuridad que nos despide. Todo sucede en un santiamén, pero no nos damos cuenta. Es que en el medio hay algo que llamamos vida y nos distrae lo suficiente como para que podamos darnos cuenta.

"Ardid"

El genio le preguntó a su amada:

- ¿Si tuvieras que pedir un deseo, tan solo uno?
- ¿Cuándo, en este momento?
- Si, ahora mismo.
- Entonces desearía morir.
- ¿Por qué, no entiendo, acaso no eres feliz conmigo? ¿No cumplo siempre tus deseos?


Y ella, divertida, le contestó:

- Si, por eso mismo, porque se que no me lo concederías. Me amas mucho para hacerlo.
- Pero soy un genio, si prometo un deseo, debo concederlo, de lo contrario dejaría de serlo...
- ¿Acaso me matarás?
- No... no podría... pero...
- Pero nada, haremos de cuenta que no escuchaste lo que he dicho...
- ¡No puedo hacer eso, si lo hago...
- Si lo haces, qué. ¿Crees que un ser superior nos esté vigilando en este momento? ¿Crees que a alguien le importa si cumples o no los deseos que prometes? Mira, es fácil: O me matas y cumples mi deseo o no lo haces y todo sigue igual.
- No amada mía, estás equivocada, no seguiría todo igual, pues perdería todos mis poderes.
- No me hagas reír. ¿Quieres que lo comprobemos? Te apuesto lo que sea que seguirás teniendo tus poderes.
- Muy bien, haré que no he oído tu deseo.
- Me alegro. Ahora debes comprobar que he tenido razón y que conservas tus poderes.
- Tienes razón. Pide un nuevo deseo.
- Deseo que mueras.


La tierra se estremeció bajo el peso inerte del cuerpo del genio, que cayó cuán largo era.
La amada sonrió victoriosa.

- Lo ves, lo ves !!! He tenido razón una vez más.

18 de junio de 2004

Inesperado comienzo

Veamos me dije y aquí me encuentro. No es la mejor forma de empezar, sin alguna finalidad concreta, pero en fin, lo peor sería no arrancar y quedarse en la puerta de entrada.
Y como dijo una vieja polilla, vayamos para el lado que veamos tela. Bueno, quizás nunca en su vida una polilla dijo eso, pero algo parecido a pensarlo, seguramente.